Turismo de fin de año abre nuevas oportunidades de inversión

Diciembre se ha convertido en una de las temporadas más activas para el turismo en Perú. Más allá de las fiestas y los feriados, cada viaje representa una oportunidad para reactivar economías locales, fortalecer negocios y generar empleo a lo largo del país. Este movimiento también pone en evidencia la importancia de promover inversiones que mejoren la experiencia del visitante, desde la calidad del hospedaje hasta la conectividad y los servicios turísticos.

Precisamente, entre enero y octubre, más de 2,8 millones de turistas internacionales ingresaron al país, lo que representa un crecimiento de 4,6% frente al mismo periodo del año anterior. En paralelo, Machu Picchu proyecta cerrar el año con cerca de 4 millones de visitantes, consolidándose como el principal motor del turismo nacional.

"Cada sol que se mueve en hospedajes, transporte, gastronomía y artesanías genera un efecto multiplicador en las economías locales, impulsando encadenamientos productivos y creando empleo tanto directo como indirecto", comentó Patricio Lewis, investigador de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).

Para aprovechar al máximo la temporada alta, Lewis recomienda planificar los viajes con anticipación, establecer presupuestos claros y considerar destinos alternativos. Las ferias y ruedas de negocio turísticas, por ejemplo, permiten que pequeños emprendedores conecten con inversionistas y operadores, formalicen su actividad y amplíen su alcance comercial.

Fortalecer la industria turística

La recuperación turística no depende solo de la llegada de visitantes, sino también de la capacidad de atraer inversión privada en infraestructura y servicios.

Hoteles, aerolíneas, operadores turísticos y restaurantes que modernizan su oferta generan empleos estables, profesionalizan el sector y fortalecen la economía regional. Es un círculo virtuoso donde la inversión privada activa oportunidades laborales y consolida el crecimiento económico.

Este crecimiento también exige una mayor articulación del Estado para cerrar brechas en infraestructura, seguridad y formalización. La construcción de nuevas vías de acceso, la mejora de aeropuertos regionales y la modernización de servicios públicos no solo facilitan la llegada de turistas, sino que elevan la competitividad de los destinos. Cuando estos esfuerzos se integran, la actividad turística se vuelve más inclusiva y sostenible, beneficiando a las familias que dependen directamente del sector.

Otra oportunidad clave está en el desarrollo de circuitos turísticos integrados que combinen naturaleza, gastronomía y patrimonio cultural.

"Fortalecer la competitividad turística requiere también acelerar proyectos pendientes en regiones con alto potencial. Inversiones en señalización, digitalización de trámites y ampliación de la oferta de transporte terrestre pueden reducir costos, aumentar la estadía promedio y mejorar la experiencia del visitante, factores decisivos para atraer mayor demanda internacional", señaló Lewis.

Finalmente, el especialista destaca que el turismo puede convertirse en un motor aún más potente para las regiones si se fortalecen los mecanismos de coordinación público-privada. Mesas de trabajo, programas de capacitación y planes de desarrollo turístico regional pueden alinear esfuerzos, acelerar inversiones y construir destinos más competitivos en el largo plazo.

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