Tres pruebas de resistencia a las que vivo somete a sus dispositivos
En la última década, los smartphones han adquirido una gran importancia en el estilo de vida de las personas, ya que son de mucha utilidad para el trabajo, los estudios y el entretenimiento.
Sin embargo, hay una realidad alarmante y es que según una encuesta de CertiDeal, se supo que la segunda causa por la que los usuarios renuevan sus smartphones antes de los 2 años son los daños en el equipo. De hecho, aproximadamente, un 33.2% del público aseguró que cambia de dispositivo porque este quedó dañado o roto.
Por ello, es importante que las compañías fabriquen sus dispositivos con los más altos estándares de durabilidad y resistencia para garantizar la mejor experiencia. vivo, la compañía líder de smartphones a nivel global, es consciente de esto, por ello, una de las etapas más importantes en su proceso de fabricación son las pruebas de resistencia.
En promedio, un smartphone vivo pasa por más de 700,000 pruebas de resistencia y performance a través de una simulación diseñada específicamente para medir parámetros confiables. Esta serie de tests se basa en un simulacro práctico donde se cuantifican escenarios a los que un celular se enfrenta en el día a día, desde pruebas de salpicadura con líquidos hasta ambientes extremos en frío y calor.
A continuación, vivo comparte algunas de las evaluaciones técnicas por las que sus dispositivos tienen que pasar para ser aprobados y llegar a manos del usuario final:
Prueba en Extrusión de Alto Rendimiento
A todos los smartphones vivo se les imponen 10,000 oscilaciones, tanto automáticas como manuales, con el objetivo de medir la capacidad que tiene el hardware para dar vueltas en cualquier dirección. A esto se le suma una última prueba de refuerzo donde el celular se lanza 42,000 veces en todos los ángulos posibles.
Prueba en Simulación de la Durabilidad en Uso Diario
Para saber cómo se comportaría el equipo en condiciones del día a día, se miden y testean las veces en las que el usuario tocaría el celular. A través de máquinas robóticas, se pulsa el botón del interruptor principal 70,000 veces; los botones de volumen 150,000 veces; el display de huella dactilar 500,000 veces y se desenchufa y enchufa el contacto en 10,000 ocasiones.
Prueba en Ambientes Extremos
La prueba más difícil de todas es exponer los equipos a un duro examen físico que consiste en soportar durante 2 horas una niebla salina que es lanzada con fuerza, para después pasar a un sauna seco por otras 22 horas.
Cuando los equipos logran superar lo anterior, son sometidos a dos pruebas extras que consisten en llevarlos a una congelación rápida del hardware que alcanza los -40 °F (que equivalen a -39 °C) y de ahí pasar en cuestión de minutos a una temperatura que llega a los 167 °F (que equivalen a 75 °C).
Finalmente, se concluye el proceso con la certificación IP54, la cual avala que los equipos son resistentes a salpicaduras de polvo y agua.