Temperatura y confort: La fórmula mágica

Verano es calor e invierno es frío. Y es cierto, pero, no obstante, una de las grandes luchas eternas es revertir esta situación y lograr lo que se conoce como confort térmico; es decir, conseguir estar a una temperatura en la que nuestro cuerpo no tiene que poner en marcha ninguno de sus mecanismos de termorregulación para estar a gusto.

El hombre comenzó construyendo precarios refugios para resguardarse y llegó hasta estos días viviendo pegado a su aire acondicionado, ya sea en modo frío o calor, para disfrutar de ese grial que es el confort térmico. Sin embargo, y aunque habitualmente lo relacionemos con temperatura, hay muchos factores que influyen a la hora de alcanzarlo.

Daikin, un líder en climatización, enumera los factores ambientales. En primer lugar, la temperatura del aire, que está directamente relacionada con el intercambio de calor entre dos cuerpos, en este caso, entre el aire que rodea al individuo y su piel. Un adecuado control de la temperatura elimina el esfuerzo de acomodación, consiguiendo un mayor confort y bienestar físico.

Según Daikin, se consideran temperaturas de confort térmico las que van desde los 21 grados en los meses de invierno hasta los 24 grados en verano.

El segundo factor es el control de la humedad. Una gran parte del calor del cuerpo humano se disipa a través de la evaporación por medio de la piel (sudor). Si la humedad del ambiente supera determinados niveles, no habrá sensación de confort. Cuanto mayor es la humedad relativa, más difícil es perder calor a través de la evaporación del sudor y por ello, nuestra sensación de confort es mayor con un calor seco que con un calor húmedo. Se considera que humedades entre el 40 y el 70% pueden dar sensación de confort.

Es importante no perder de vista las corrientes de aire, que intervienen directamente en la sensación térmica de las personas. Cuanto más rápido se mueve el aire, mayor es el intercambio de calor entre la persona y el aire (por ejemplo, las corrientes de aire generalmente nos hacen sentir más fríos). Los parámetros de confort en cuanto a la velocidad del aire aconsejan un máximo de 2 m/s.

Si de factores personales se trata, el confort térmico puede verse afectado por nuestra indumentaria, la ropa que usamos incide directamente en el intercambio de calor con el aire y las superficies circundantes. Igual, la actividad física, es decir el calor que se genera por el metabolismo muscular, incide significativamente en la percepción de la sensación de confort térmico. Por último, están temas como el acceso a la comida o bebida o el estado de salud.

Para ayudar al confort térmico en el ambiente es importante contar con un sistema de climatización, Daikin recomienda poner atención a temas como la limpieza de los filtros.

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