Síndrome de Down: ¿Cómo lograr una inclusión educativa?
Los sistemas educativos a nivel global han cambiado en los últimos tiempos. Las escuelas dejan de ser segregacionista para convertirse en escuelas inclusivas y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la Unesco antes del 2030. Concretamente en educación se busca alcanzar el cuarto (ODS): Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos y todas. Las escuelas deben dar respuesta a las necesidades formativas de los alumnos/as con diversidad funcional.
De acuerdo a Montserrat Díaz Rosell, docente de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), los niños entre los 0 y 3 años con esta condición, pueden escolarizarse en Escuelas Infantiles con el resto de niños, lo cual supone una experiencia enriquecedora desde el punto de vista de la socialización. El aprendizaje de las habilidades básicas mediante el aprendizaje vicario, la tolerancia y el respeto por la diversidad es indispensable. En la actualidad en países como España el 90% de los niños con trisomía 21 accede a la escuela ordinaria, mientras que en Latinoamérica depende mucho de los países y el acceso a la educación inclusiva que tengan en su legislación.
Si bien existen diferentes tipos de trisomía, es posible encontrar una serie de características bastante comunes que dificultan o retrasan el aprendizaje de estos niños y niñas:
– En general, el proceso de aprendizaje es más lento.
– Suelen precisar de más tiempo para conseguir los objetivos curriculares.
– Presentan dificultades con el procesamiento de la información: tanto en la recepción de la misma, como a la hora de aplicarla a situaciones concretas.
– Les cuesta correlacionar y elaborar los conceptos aprendidos para tomar decisiones.
– Tienen problemas para manejar diversas informaciones.
– Cuentan con dificultades de abstracción y de conceptualización por sus limitaciones cognitivas.
– Presentan mayor facilidad para olvidar lo aprendido.
– Se caracterizan por una escasa iniciativa y proactividad.
– Tienen menor capacidad de respuesta y reacción frente a los problemas y situaciones adversas.
– No suelen pedir ayuda cuando no entienden algo, o les cuesta llevar a cabo una actividad.
– Tratan de evitar enfrentarse a nuevas actividades o retos.
A su vez, la utilización del aprendizaje cooperativo hace mejorar el rendimiento de muchos estudiantes, ya que se asume que la construcción del conocimiento se produce a través de la interacción, la negociación y la colaboración. Es por ello que existen estrategias didácticas recomendadas mediante las cuales se mejoran los procesos de enseñanza de alumnos con Síndrome de Down.
1. Dada su mejor percepción visual, aprenden con mayor facilidad si se apoyan en signos, gestos, señales, imágenes, dibujos, gráficos, pictogramas o cualquier otro tipo de clave visual.
2. Aprovechar su alta capacidad de observación y de imitación para favorecer y reforzar la adquisición de los distintos aprendizajes, utilizando el aprendizaje por observación o vicario.
3. Su capacidad de aprendizaje es continua, es decir, no se produce ningún parón ni estancamiento. Esto debe ser aprovechado para, aunque sea en un mayor espacio de tiempo, acabar consiguiendo las competencias planteadas.
4. Utilizar actividades y ejemplos concretos para contrarrestar su déficit de pensamiento abstracto.
5. Aplicar programas específicos de autonomía personal, entrenamiento en habilidades sociales y educación emocional, dirigidos a promover su independencia.
6. Confeccionar adaptaciones curriculares individuales.
Al organizar el apoyo para un estudiante con Síndrome de Down, deben capacitar al profesor para que este pueda dar respuesta a las necesidades académicas, sociales y emocionales del alumno/a garantizando la inclusión en el aula y en el centro escolar, fomentando el trabajo cooperativo con otros niños lo cual desarrollará sus habilidades de forma idónea.