Se necesita un liderazgo más humano ante la incertidumbre
Con todo lo que tenemos que hacer a los que nos toca liderar: dar la cara, estar presentes, hacernos cargo, comunicar mucho, responder a preguntas aún cuando no tenemos todas las respuestas, mantenernos calmos, aprender muy rápido, informarnos mucho, planear, resolver y actuar sin perder tiempo, los temas humanos tienden a quedarse de lado.
Y suena lógico, todos tratando de sobrevivir las olas de incertidumbre que nos llegan a diario y con nuestro sistema de vida muy trastocado, nos toca establecer prioridades. Y pensar en las emociones y sentimientos de los demás suena menos que urgente, por decir lo menos.
Inés Temple, presidente de LHH DBM Perú, señaló que, lo que tienen la ineludible responsabilidad de liderar en cualquier nivel en nuestras organizaciones, directorios, equipos o familias, les toca internalizar que, hoy más que nunca, la empatía es una de las habilidades humanas más valiosas a reforzar, junto con la curiosidad, la flexibilidad y la adaptabilidad. Y que, para liderar empáticamente, el respeto a las personas empieza por reconocer, aceptar y validar las emociones y sentimientos ajenos, aunque quizá no nos guste lidiar con ellos ni sepamos hacerlo bien.
Ese respeto es el que nos permite comprender lo extremadamente complicada y difícil que se ha vuelto la realidad para muchos. Y no juzgar, validando que no todos reaccionan igual a los mismos estímulos, entendiendo que los ánimos están movidos ante presiones individuales que podemos no conocer. La resiliencia es una habilidad más desarrollada en unos que otros y que lo que para algunos son, retos a resolver, para otros son, montañas gigantes a remontar, a diario.
Liderar con foco en el respeto a las personas en toda circunstancia, es imprescindible y no negociable. El respeto, la empatía, el reconocimiento frecuente, la calidez y autenticidad – y jamás la arrogancia o la indiferencia – permiten que las relaciones fluyan positivamente incluso en los momentos más complicados, como aquellos donde toca acordar cambios en los objetivos, las metas, la operatividad, las responsabilidades, las condiciones e incluso en algunas situaciones, la misma continuidad de la relación.
El enfatizar el cuidado de la dignidad y autoestima de las personas frente a los cambios fomenta la confianza y permite el diálogo. Crea el ambiente propicio para poder ver otras perspectivas. Y les da a muchos la oportunidad de crecerse ante la situación, mejorar su actitud, enfocarse en el futuro y sacar a relucir su talento, carácter, compromiso y madurez.
Hoy más que nunca es vital que nuestras acciones sean coherentes con nuestros valores personales, familiares y organizacionales. La incertidumbre, la urgencia o la crisis no le da excusa a nadie para abusar, obrar sin respeto, sin criterio o decencia. La empatía con los demás no nos inhibe de actuar o tomar decisiones realistas, duras o muy difíciles. Más bien facilita la relación de confianza para incluso, planear e implementar en conjunto las decisiones más complicadas, si se hace con corrección y justicia. Y, sobre todo, con respeto y mucha humanidad.