Se cumplen 100 años del descubrimiento de la insulina

La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no la utiliza de forma eficaz. Con el tiempo esta podría causar problemas graves de salud como: enfermedad del corazón, pérdida de la visión, enfermedad de los riñones, los nervios etc. Se estima que 62 millones de personas en las Américas viven con diabetes tipo 2, número que se ha triplicado en la región desde 1980.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, la insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. Desde su descubrimiento en 1921, cuando los investigadores Frederick Banting y Charles Best de la Universidad de Toronto en Canadá, extrajeron con éxito insulina del páncreas de un perro, trayendo esperanza en el tratamiento de la diabetes que fue evolucionando con el tiempo. Los científicos analizaron su efecto, y trataron a un niño de 14 años diagnosticado con diabetes mellitus, al punto de bajar su glicemia.

La Dra. Lorena García, especialista en Medicina Interna y Diabetología, Gerente Médico de Diabetes para Novo Nordisk, resaltó que aun cuando no existe la cura para esta enfermedad, sus consecuencias se pueden reducir de forma exponencial de ponerse en práctica hábitos de vida saludables, pero lo más importante es que el paciente cuente con un tratamiento idóneo para el control de la misma.

Avanzando en el tratamiento de la diabetes

Para la década de 1960, los investigadores ya conocían la existencia de varios tipos de diabetes y que la tipo 2 era la más prevalente, por lo que se centraron en abordar características distintivas, y desarrollar medicamentos específicos para tratarla. Posteriormente en 1970, gracias al glucómetro portátil, el autocontrol de la glucosa en sangre fue posible. Un dispositivo que, por medio del uso de tiras reactivas, al tener contacto con la sangre, indicaba la cantidad de glucosa existente en el torrente sanguíneo.

Llegamos a 1985, en donde la primera pluma de insulina es una realidad, un método discreto para que las personas se autoadministraran la dosis correcta del medicamento cuando fuese necesario, dejando atrás las engorrosas jeringas de vidrio. Para 1996, una gama de formulaciones de acción rápida, acción prolongada y premezcladas son creadas para imitar más de cerca el patrón natural del cuerpo de liberación de insulina.

En el 2001, ya se contaba con un dispositivo de administración de insulina e indicador de azúcar en sangre, y para el 2005 las opciones para tratar la diabetes tipo 2 traspasaron las expectativas, con la introducción de agonistas de GLP-1. Estos reducen los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo al aumentar la secreción natural de la insulina, al tiempo que disminuyen el apetito y la ingesta de alimentos.

A partir del 2010 se introdujeron los análogos de la insulina de nueva generación, aportando una mayor flexibilidad y reduciendo la carga diaria del cuidado de la diabetes gracias a sus perfiles mejorados. Dentro de este grupo se encuentran las insulinas de acción ultra prolongada y las de acción ultra rápida.

Estas primeras, reducen el número de inyecciones y el riesgo de hipoglicemia al liberar el medicamento muy lentamente, mientras que las segundas ofrecen comodidad al acortar la necesidad de planificar las horas de las comidas.

Ya en el 2019 se crea el primer tratamiento oral con GLP-1, un avance importante a la hora de ampliar las opciones de tratamiento y reducir las barreras de las personas que viven con diabetes tipo 2.

¿Qué pasa en el Perú?

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en Perú el 4.5% de las personas mayores de 15 años tiene diabetes, y de ellos el 69.7% recibió tratamiento médico en los últimos 12 meses.

Para la Dra. García esto refleja grandes avances, pero destacó que aún hay trabajo por hacer en pro de mejorar el cuidado y control de los pacientes con diabetes.

«Hoy en día, tenemos la suerte de contar con mejores medicamentos, sin embargo, el número de personas que viven con diabetes sigue creciendo a un ritmo alarmante, lo que supone una carga sustancial para las personas, las familias y las sociedades. En Novo Nordisk sentimos la responsabilidad de seguir avanzando y poner a disposición la mejor tecnología en tratamientos».

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