¿Por qué el cuerpo pide dulce cuando estás estresado?

Cuando aparece el estrés, el organismo incrementa la producción de cortisol, una hormona que impulsa la necesidad de obtener energía de manera inmediata. En ese escenario, el cerebro suele dirigir la atención hacia los alimentos dulces, ya que elevan el azúcar en sangre en pocos minutos y generan una sensación rápida de alivio.

La Mg. Sarah Torres Obregón, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la USIL, explica que los productos azucarados activan el sistema de recompensa del cerebro, liberan dopamina y producen un bienestar momentáneo. Sin embargo, este efecto dura muy poco. Tras la subida abrupta de glucosa, el cuerpo libera insulina y se produce una caída brusca que genera mayor ansiedad, cansancio y el deseo de seguir consumiendo dulce.

¿Qué factores empeoran los antojos?

Varios elementos potencian esta necesidad urgente de azúcar:

Falta de sueño: Dormir mal eleva la ghrelina (hormona del hambre) y el cortisol, lo que hace que el cerebro busque energía rápida y disminuya el autocontrol para elegir mejor.

Estrés prolongado: Mantener el cortisol elevado por mucho tiempo favorece los antojos repetitivos, la acumulación de grasa abdominal y la desregulación del azúcar en sangre.

Cansancio mental: Un cerebro agotado busca placer inmediato, no soluciones sostenibles.

Todo esto genera un círculo vicioso: más estrés, más antojos, más azúcar, más fatiga y más antojos.

¿Qué acciones se pueden tomar?

Para controlar esta necesidad de consumir dulce, la experta recomienda medidas prácticas que ayudan a regular el apetito y el estado emocional:

Combinar alimentos que generen saciedad: Consumir fibra y proteína, como frutas con yogurt descremado, vegetales con huevo o leche descremada.

Elegir grasas saludables: Opciones como palta, frutos secos y aceite de oliva mezclados con verduras prolongan la sensación de llenura.

Incluir alimentos ricos en magnesio: Cacao bitter, espinaca o pecanas ayudan a mantener la energía y estabilizar el estado de ánimo.

Consumir fuentes de triptófano: Plátano, pavo, lácteos y huevos, necesarios para producir dopamina, la hormona del bienestar.

Cuidar los hábitos diarios: Comer cada tres o cuatro horas, elegir snacks saludables como frutas, nueces, yogurt y hummus, hidratarse y descansar entre siete y ocho horas.

Gestionar el estrés de forma activa: Practicar respiración, estiramientos, mindfulness o escribir lo que preocupa.

Evitar la tentación: No tener dulces a la mano reduce los picos de antojo y mejora el autocontrol.

Los antojos de dulce durante etapas de estrés no son un signo de debilidad, sino una respuesta biológica natural. Comprender lo que ocurre en el cuerpo permite tomar decisiones más conscientes y romper el ciclo del azúcar como escape emocional. Con pequeños ajustes diarios, es posible mantener la energía, reducir los antojos y enfrentar el estrés de manera más saludable.

Artículos relacionados

Back to top button