Piratería de libros ¿Cómo afecta a las editoriales peruanas?
La piratería de libros es una problemática que genera grandes pérdidas en el sector editorial peruano. Según la Cámara Peruana del Libro, este negocio ilegal movería cerca de S/ 150 millones por año. Asimismo, debido a la evolución tecnológica, estas malas prácticas contra el derecho de autor se hacen más visibles en el ciberespacio. De acuerdo con el estudio Dimensión e impacto de la Piratería online de contenidos audiovisuales, de los aproximadamente 223.3 millones de usuarios de internet en el mundo, un 50% accede a sitios que distribuyen contenidos pirateados.
Además, el crecimiento constante e incontrolable de la tecnología hace que con frecuencia surjan nuevos servicios de piratería que no van acompañados de leyes que tengan impacto en su funcionamiento y/o regulación. Según el Dr. César Humberto Dávila, abogado de Corefo en Perú, no existe un proyecto de ley o una ley en contra de la piratería de libros. Por cada S/ 20 000 en ventas de libros, S/ 5 000 van para las editoriales y S/ 15 000 para la piratería.
En 2021, la Dirección de Derecho de Autor (DDA) del Indecopi exhortó a los colegios, asociaciones de padres de familia y a la comunidad educativa en general, a rechazar la compra o acceso a textos escolares en físico o digitales no autorizados, que sean ofrecidos ilícitamente mediante las redes sociales o plataformas digitales, pues perjudican la calidad de la enseñanza y atentan contra la industria editorial.
Bajo esta premisa, el especialista de Corefo brinda tres recomendaciones para mitigar esta problemática en el sector editorial:
1. Protección digital. En la actualidad, los libros están protegidos por un sistema digital de protección y, en algunos casos, poseen códigos. Por ejemplo, las plataformas de ventas deberían ser en línea y no en tienda física, ya que, si uno compra en físico, se corre el riesgo de que lo pirateen. En cambio, si es en línea se puede saber quién es el que compra el libro.
2. Campañas instructivas y de concientización. Desde el mismo sector editorial se deben promover campañas que eduquen a los consumidores sobre la compra de libros originales y no piratas. En los colegios, academias, institutos o universidades, se debe tener presente la prohibición de la piratería editorial.
3. Promover la lectura en nuevos espacios. Solo entre un 20% y 30% de personas mayores de 14 años adquiere libros impresos o digitales anualmente. Por esta razón, se debe trabajar de la mano con diferentes instituciones para ofrecer a la ciudadanía seguridad y una mayor oferta bibliográfica en nuevos espacios como ferias, bibliotecas municipales, entre otros.
De acuerdo con el Dr. Dávila, la piratería en el sector editorial, además de generar perjuicio económico y pérdida de valor a la industria, afecta a nivel cultural, educativo y social, poniendo en riesgo el futuro de los escolares en etapa de formación, tanto en conocimientos como en valores educativos.