Los retos del e-learning ¿Cómo hacer un proceso exitoso?
Los modelos virtuales y a distancia para la educación superior han alcanzado un crecimiento de 30% interanual, según el informe La educación superior a distancia en América Latina y el Caribe. Y siguen ganando terreno otros modelos educativos diferentes al molde tradicional.
Existen diferentes ventajas de la formación online, unas desde el punto de vista de la comunidad de aprendizaje, donde se destacan atributos tales como la posibilidad de acceso a docentes situados en cualquier parte del mundo, para sacar ventaja de su experiencia y sus perspectivas conceptuales; aprender de otras culturas incluyendo diferentes puntos de vista en el proceso de enseñanza y establecer contactos con personas ampliando las posibilidades de networking.
Algunas críticas al modelo apuntan al intento de replicar el mismo contenido de las asignaturas presenciales al curso virtual, pero hay que tener en cuenta que existen diferentes perfiles de aprendizaje. Igual que en un aula presencial, en un curso virtual también se observa esta variedad de formas de estudiar. Según la clasificación MBTI, entre los diferentes perfiles de alumnos, hay quienes percibirán mejor los conceptos básicos de una forma abstracta y otros que primero van a querer explicaciones basadas en ejemplos, para luego tener una generalización conceptual.
Otros perfiles requerirán ejercicios en grupo y habrá los que prefieran ser autónomos, el E-Learning deberá abordar estas diferencias para personalizar la enseñanza.
La variedad de los estilos de aprendizaje, por tanto, seguirá siendo un reto importante para la formación en línea. En OBS, por ejemplo, se aplica esta pericia acumulada y se intenta que los alumnos tengan a su disposición un abanico de recursos de aprendizaje elaborados o seleccionados por un equipo docente.
Un módulo contiene videoconferencias con los profesores y puede manejar vídeos adicionales. Tiene actividades de trabajo en grupo como debates y actividades individuales (lecturas y redacciones). Se requiere de docentes que motiven al uso de los materiales teóricos y que estén bien ejemplificados, asimismo, que la retroalimentación se realice en plazos establecidos.
Otra cuestión vital para abarcar es la procedencia del alumnado. Hay casos de estudiantes sin experiencia y algunos más maduros (la mayoría) con experiencia laboral, en el proceso de cambiar de trabajo o profesionalizarse en su ámbito actual.
Este último perfil necesita que el contenido de la formación sea aún más relevante a su mundo profesional que el nombre del programa y de las asignaturas matriculadas. La personalización de la formación en línea va, por tanto, más allá de la variedad de la presentación del material. Por tanto, la formación online necesita dedicar un porcentaje del tiempo a las actividades que se basarán más en la vida profesional del alumnado y a la resolución de dudas profesionales a la luz de las asignaturas.
Los alumnos de hoy pueden tener más conocimiento que el profesor en los ámbitos que les interesan, no existen barreras para informarse. El rol del docente ha perdido la función y el peso de adoctrinar a los demás. La nueva libertad le puede desempeñar funciones mucho más variadas: enseñar a navegar en el mar de los conocimientos, dar estructura conceptual a los conocimientos, contestar a preguntas complejas, asegurar que cada alumno encuentre su forma de aprender y aplicar lo aprendido.
En la formación en línea, el rol del profesorado tiene un significado especial que se obvia en un aula presencial: la dimensión humana, tangible del servicio educativo. Tanto los alumnos extrovertidos como los introvertidos tienen la necesidad de conocer a sus profesores, aunque sólo sea a través de una video presentación y unas videoconferencias, a través del feedback fluido y relevante.
Estas prácticas deberían ser obligatorias para cada módulo. El reto está en el hecho de que los profesores también somos seres humanos y podemos representar los mismos 16 tipos de MBTI, así que un centro educativo necesita también asegurarse de cierta homogeneización de las prácticas pedagógicas, a pesar, además, del perfil profesional muy variado del profesorado (doctores investigadores, profesores asociados, expertos profesionales, expertos retirados, etc.). Trabajar la empatía con los alumnos puede ser un desafío para ciertos cerebros brillantes.