Los efectos del COVID-19 han retrasado la evolución profesional
Más de la mitad de las mujeres peruanas que trabajan en tecnología cree que los efectos del COVID-19 han retrasado su evolución profesional, a pesar de que una tercera parte cree más probable que la tan necesaria igualdad de género se logre por medio de las estructuras del trabajo a distancia. Aunque se creyó que el confinamiento podría ser un acelerador hacia la igualdad de género en puestos de TI, los persistentes prejuicios sociales han obstaculizado este período de avance potencial.
En general, se había pronosticado que la vida en confinamiento traería un cambio positivo para la industria en la lucha por la igualdad de género. Al igualar las condiciones desde una perspectiva social y de planificación familiar, se eliminarían los estereotipos tradicionales sobre la disponibilidad y la longevidad en lo que respecta a la carrera de las mujeres. El impacto de COVID significaba que las empresas se veían aceleradas, o incluso forzadas, hacia esta nueva norma de la noche a la mañana y, hasta cierto punto, esta predicción ha producido pasos positivos en cuanto a la mentalidad general de la industria.
El más reciente informe Mujeres en Tecnología de Kaspersky: ¿Dónde estamos ahora? Entendiendo la evolución de las mujeres en la tecnología, reveló que las mujeres de la industria en la región realmente prefieren trabajar en casa en vez de la oficina. Las encuestadas también dijeron que trabajan de manera más eficiente cuando lo hacen desde su hogar, y varias de ellas revelaron que tienen más autonomía cuando no trabajan en una oficina.
Sin embargo, las estadísticas más preocupantes de este informe destacan cómo el potencial del trabajo a distancia para las mujeres en la tecnología no corresponde con el progreso social en esta dinámica de «trabajar desde casa». Más de la mitad (66%) de estas mujeres ha luchado desde marzo de 2020 por combinar la vida laboral con la familiar, una proporción que es más prominente en Norteamérica que en cualquier otra región del mundo, aunque se trata de una tendencia mundial constante.
Si se profundiza más, las razones de este desequilibrio se vuelven más claras. En Perú, cuando se les preguntó a las mujeres encuestadas sobre las funciones cotidianas que están restando valor a la productividad o el avance en sus carreras, el 25% dijo que había hecho la mayor parte del trabajo doméstico en el hogar en comparación con el 38% de los hombres; el 46% había estado a cargo de la escuela en casa frente al 65% de los hombres, y el 49% de las mujeres ha tenido que adaptar más su horario de trabajo que el de su pareja masculina para cuidar de la familia. Como resultado, el 68% de las mujeres cree que los efectos del COVID-19 en realidad han retrasado, en lugar de mejorar, su evolución profesional general.
Entre las mujeres, la pandemia tuvo efectos distintos: algunas apreciaron que al no tener que desplazarse al trabajo lograron mayor flexibilidad en sus horarios y ahorro de tiempo, mientras que otras confesaron que estaban al borde del agotamiento.
Es crucial que las empresas se aseguren de que sus directivos estén alineados con la estrategia corporativa para apoyar a los empleados a cumplir con sus responsabilidades familiares.
La otra tendencia importante que se ha acelerado a raíz de la pandemia, es la coexistencia de empleados remotos e híbridos (que combinan el Home Office con el trabajo desde la oficina) dentro de la misma organización. Esto representa un desafío para las mujeres que trabajan de forma remota, ya que pueden tener menos acceso a la alta dirección que trabaja desde las oficinas. Esto puede disminuir sus posibilidades de ser consideradas para el tipo de asignaciones que conducen a promociones. Los empleadores deben ser conscientes de esas desventajas y planificar en consecuencia para minimizarlas.
Si bien estos ejemplos de disparidad social no son exclusivos de la industria tecnológica, sí apuntan hacia una barrera que impide a las mujeres de Perú aprovechar el cambio al trabajo a distancia que tuvo lugar el año pasado. Hasta el 81% de las mujeres en tecnología (comparado con el 40% de los hombres) cree que un entorno laboral igualitario sería lo mejor para su progreso profesional, y el 28% piensa que el trabajo a distancia. es una forma óptima de lograr esa igualdad.
El sector tecnológico debe ahora mantener su propio impulso alentador con la esperanza de que los estereotipos sociales permitan esta cadena de eventos en los meses y años venideros.