Liqui Moly: No se va a despedir a nadie, si hace falta, renuncio a mi sueldo
La economía mundial está al borde del precipicio debido a la pandemia del coronavirus y su evolución es más incierta que nunca. Consciente de ello, el fabricante de aceites y aditivos alemán LIQUI MOLY se posiciona de manera inequívoca. «No se va a despedir a nadie. Si hace falta, renuncio a mi sueldo», promete el gerente, Ernst Prost, a sus empleados.
A principio de esta semana, Ernst Prost sorprendió a su plantilla de LIQUI MOLY con el pago de una prima extra por un importe de 1000 euros. «Para la motivación y la seguridad, porque en esta crisis ambas se pueden ver afectadas rápidamente».
Y ahora se garantizan los puestos de trabajo: «Cuando hay miedo y preocupación se vive mal y no se pueden lograr grandes objetivos. Por esta razón les he asegurado que ellos no sufrirán pérdidas financieras de ningún tipo. ¡No se va a despedir a nadie!» Y esto vale para todos los trabajadores, tanto en Alemania como en las filiales de España y Portugal, Italia, Francia, Sudáfrica y EE.UU. A ellos hay que añadir a trabajadores en Dinamarca, Gran Bretaña, Bélgica y Países Bajos, Tailandia, China, Japón e India. No se trata solamente de un negocio global, la responsabilidad también es global. En todos sitios, las compañeras y compañeros deben poder alimentar a sus familias.
Para el gerente, la prioridad máxima es proteger la salud de sus empleados y sus familias. «Por otro lado, estamos intentando mantener el negocio durante el mayor tiempo posible. Un split complicado pero necesario», dice con conocimiento de causa Ernst Prost. Esto presupone el funcionamiento de las cadenas de suministro tanto para las compras como para las ventas. «Mientras este extremo esté garantizado, mantendremos la producción».
Así mismo, el gerente le da importancia al hecho de que los salarios y los sueldos se puedan abonar íntegra y puntualmente. Y ahora más que nunca, aunque los pedidos se hayan reducido drásticamente y los ingresos sean por lo tanto bajos debido a las medidas de protección ante el coronavirus. En lo que al presente año se refiere, LIQUI MOLY debe obtener unos ingresos para costes salariales de aproximadamente 57 millones, incluidas cotizaciones sociales. «Estas son las tareas que, desde hace días, nos marcamos a todas horas», en palabras de Ernst Prost. En el peor de los casos, iría más allá: «Si las circunstancias me llegaran a obligar, renunciaré a mi sueldo. Todos se sacrifican, en esto el capitán debe ser modélico para así ganarse la confianza de su equipo».
El gerente asume su responsabilidad no solamente ante sus copartícipes, sino también ante sus clientes de todo el mundo. «Ayudaremos allí donde nos sea posible. Las primeras llamadas de socorro ya me han llegado a nivel personal, por ejemplo, desde México. Allí no solo el virus causa estragos: las personas ya de por sí están angustiadas por la inflación y la violencia». Hacemos todo lo humanamente posible para que la mercancía, el fundamento para la actividad de los clientes, llegue a nuestros socios. Ernst Prost ve una amenaza mayor en el extranjero que en Alemania, porque en la mayoría de países la capacidad económica y los programas estatales de ayuda no son comparables a los de Alemania. Si se mira a Italia, la situación adquiere cariz apocalíptico. «Algunas regiones que estaban debilitadas, se han derrumbado. Nos mantendremos en pie todo el tiempo que podamos».