Lima se convertiría en ciudad verde para enfrentar cambio climático

En los últimos meses se ha visto un cambio en la forma de la movilización de las personas por la pandemia, y muchos peruanos han evitado trasladarse en transporte público optando por comprar una bicicleta o algún vehículo eléctrico, contribuyendo de esta manera a tener una ciudad menos contaminada por la baja circulación de vehículos motorizados.

Alberto Huiman, profesor de la carrera de Ingeniería en Gestión Ambiental de la Universidad ESAN, recordó que el cambio climático colocó los términos verde y energía como prioridad en la agenda política mundial.

Asimismo, el especialista señaló que para convertir a Lima en una Ciudad Verde se necesita: proximidad y conectividad con otros edificios, parques, etc.; recuperar áreas abandonadas; así como acortar distancias y el consumo de energía para el transporte.

También hacer menos necesario los automóviles para reducir las emisiones, disminuir los costos de infraestructuras alineares, permitir la cogeneración y el uso compartido de energía.

Para contar con infraestructuras verdes, es necesario tener zonas naturales y seminaturales, además de otros elementos ambientales planificados de forma estratégica, diseñados y gestionados para la prestación de una extensa gama de servicios ecosistémicos.

En términos generales, la infraestructura verde puede ayudar a enfrentar el cambio climático de dos formas, primero, aumentando los niveles globales de resiliencia del sistema urbano-ecológico y con ello mejorar su preparación para escenarios de alta incertidumbre, y segundo, a través de la provisión de sistemas ecosistémicos que permitan enfrentar aspectos específicos relacionados con el cambio climático.

Indicó que nuestra mirada hoy en día tiene que estar hacia el desarrollo ambiental, es decir, preservar la capacidad de carga, internalización de los costes de la preservación de las ciudades, conservar recursos, y minimizar la generación innecesaria de residuos sólidos.

Con estas cuatro acciones concretas que forman parte de una política pública real, se puede: aumentar la calidad de vida de los ciudadanos; acrecentar los valores estéticos, intensificar la sensación de sentirse bien, etc. y reducir la contaminación ambiental, así como el impacto climático.

La empresa privada está llamada a participar en la implementación de las Ciudades Verdes, a través de obras por Impuestos, alianzas público privadas, programas de responsabilidad social corporativa, fondos concursables, y muchos otros mecanismos válidos que pueden ayudar, pero al mismo tiempo se necesita de liderazgo institucional, compromiso y el deseo de un futuro mejor para todos.

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