La transparencia impulsa la preferencia de los cosméticos

Detrás de la elección de productos naturales, orgánicos y veganos hay un consumidor que exige cada vez más transparencia en cuanto al origen de los ingredientes utilizados por la industria del cuidado personal y los procesos adoptados en el desarrollo de sus productos. Por supuesto, los consumidores siguen buscando productos cosméticos de alto rendimiento, pero ya no están dispuestos a renunciar a la responsabilidad social. Buscan productos que sean eficientes y que afecten al medio ambiente en la menor medida posible; desde su producción, hasta su uso y eliminación.

Dentro de este contexto llega clean beauty, una denominación dada a los productos cosméticos que satisfacen la exigencia de responsabilidad por parte de los consumidores. El término cubre la toma de conciencia sobre la seguridad del producto (para el usuario y el medio ambiente), la sostenibilidad (uso de ingredientes alternativos), la ética (como vegana y libre de prácticas crueles) y la transparencia por parte de las marcas de belleza. Desde 2017, ha habido un aumento del 85% en los nuevos seguidores del clean beauty entre la población mundial (según Google Trends North America Market).

La exigencia de transparencia sobre ingredientes y procesos de producción por parte de las marcas está relacionada con cuestiones personales, como la búsqueda de bienestar, una mejor relación con el uso de productos y el consumo consciente y, principalmente, con causas sociales y colectivas como el impacto que causamos en el planeta. Esto último implica reducir o prohibir el sufrimiento animal, el cambio climático y la cultura de la eliminación. La investigación indica que hasta el 59% de los consumidores de las generaciones Y y Z dejan de comprar productos que consideran poco éticos.

Aunque muchos ingredientes siguen siendo considerados seguros y aprobados por los organismos reguladores, el clean beauty ha estado apoyando el movimiento en el que los consumidores comenzaron a evitar diversos ingredientes cosméticos y formulaciones para cuestiones como toxicidad acuática, irritación dérmica, carcinogenicidad, impacto ambiental, entre otros , incluso si no tienen fundamentos científicos. Dentro de una larga lista de encuestados, algunos tipos de sulfatos, siliconas volátiles, parabenos y microesferas plásticas exfoliantes, por ejemplo, cayeron en el concepto de consumidores restringidos.

Así, para seguir produciendo y evolucionando en sus fórmulas, las marcas cosméticas tuvieron que buscar alternativas que satisfagan las percepciones de los consumidores. Aunque muchos productos no se consideran inseguros, BASF entiende que se trata de un movimiento sin retorno, en el que el consumidor intensificará la búsqueda de ingredientes que tengan el mínimo o ningún cuestionamiento. Por lo tanto, la empresa invierte hábilmente en la investigación de soluciones alternativas, siendo uno de los principales desarrolladores de materias primas naturales para la industria del cuidado personal. Más que sustituir las composiciones cuestionadas por el consumidor, BASF tiene como objetivo mejorar el rendimiento de los cosméticos de sus clientes.

Además de ingredientes alternativos y más sostenibles, BASF también proporciona, a través de una plataforma online, la Calculadora de Vegetalización, donde sus clientes pueden medir el porcentaje natural de sus formulaciones cosméticas. Esta herramienta puede guiar a las marcas para producir cosméticos más naturales, satisfacer las peticiones de sus consumidores y aportar más transparencia a la industria.

De acuerdo con el Informe de Tendencias 2030 de Mintel de The Panorama of Humanity, la industria del clean beauty se centrará sólo en la belleza, ya que clean es sinónimo de la transparencia y responsabilidad social que buscan los consumidores. Así, a medida que las nuevas generaciones tomen un papel protagonista como consumidores, este concepto será un requisito previo natural de la industria y sus marcas en el mercado del cuidado personal.

Artículos relacionados

Back to top button