La obesidad, factor de riesgo que afecta al 70% de peruanos

Recientemente el MINSA informó que, según el reporte del Sistema Informático Nacional de Defunciones, 85.5% de pacientes fallecidos por COVID-19 padecían obesidad. Esto se debe a que esta condición altera el sistema inmunológico y disminuye la función pulmonar. Por ello genera una mayor resistencia en las vías respiratorias y dificultad para expandir los pulmones.

Asimismo, 43% de pacientes fallecidos por COVID-19 eran diabéticos y 27% hipertensos. Eso quiere decir que la letalidad de la enfermedad se incrementa en aquellas personas que padecen estas enfermedades crónicas y, junto a la obesidad y el sobrepeso, son factores de riesgo con un alto costo económico, personal, familiar, laboral y social.

En el Perú, cerca de 70% de adultos padecen de exceso de peso, según el Instituto Nacional de Salud. Esta condición es un estado de malnutrición generado por un desequilibrio entre las calorías consumidas y gastadas de una persona durante el día. La obesidad también es considerada una enfermedad crónica multifactorial en la que intervienen factores genéticos, ambientales, metabólicos y endocrinológicos.

Frente a esta situación, la Dra. Cecilia Solis, endocrinóloga y miembro del Consejo Consultor de Herbalife Nutrition, comenta que estas condiciones son parte de una pandemia que viene recorriendo el mundo desde hace varios años.

No contamina, no es trasmisible, pero a pesar de ser visible, no le prestamos atención. Nos hemos familiarizado con su presencia en los colegios, calles, transporte público, centros laborales, entornos familiares y sociales, sin ser conscientes de la tremenda y costosa repercusión en nuestra salud.

Se recomienda a las personas tomar acciones que contribuyan a contrarrestar esta enfermedad:

– Llevar una alimentación saludable que contenga proteínas, fibra, vitaminas, minerales (verduras, frutas, frutos secos, productos integrales). Para un plan alimenticio personalizado, lo recomendable es acudir a un especialista de la nutrición.

– Realizar cualquier tipo de actividad física (3 o 4 veces por semana) por lo menos 30 minutos al día.

– Mantener una hidratación adecuada: consumir líquidos tibios o al tiempo. Se recomienda ingerir agua o infusiones.

– Dormir 8 horas diarias.

– Llevar un correcto control de las emociones y liberar el estrés con actividades que les hagan sentir bien.

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