ICPNA San Miguel presenta muestra Las Predicciones
Como parte de su misión en la difusión de la cultura, el ICPNA Cultural presenta la muestra LAS PREDICCIONES, de la artista Cristina Flores Pescorán, bajo la curaduría de Miguel A. López. La exposición se presentará hasta el 17 de diciembre en el Espacio ICPNA San Miguel (Av. la Marina 2469, San Miguel). El horario de visitas es de martes a sábado de 10 a.m. a 6 p.m., previa inscripción en este enlace.
LAS PREDICCIONES reúne un conjunto de piezas producidas por Cristina Flores Pescorán, entre 2020 y 2022 que subrayan un aspecto clave de su trabajo: repensar la relación entre salud y enfermedad. El punto de partida es personal, ya que una afección surgida en la adolescencia la llevó por casi dos décadas a tener que lidiar periódicamente con exámenes en su piel, biopsias, intervenciones quirúrgicas y rutinas de observación médica. Cristina hurga en esa historia íntima para ofrecer alternativas a las maneras agresivas con que la medicina occidental trata y examina los cuerpos –en particular, los cuerpos de las mujeres.
La obra de la artista se ha dedicado a imaginar formas distintas de sanar, es así que, para ella el concepto de cura no está restringido al cuerpo individual sino en diálogo con el territorio, sus ancestros, la rebeldía colectiva y el deseo erótico, es lo que se aprecia en esta muestra.
En este conjunto de obras asoma un cambio de posición, ya que, en los últimos años, Cristina se ha desplazado de la representación del cuerpo examinado –obras como Caja torácica (2020), Columna vertebral (2020) o Dermis (2020)– hacia una voluntad de tomar el control de la mirada médica y fabricar sus propias herramientas a fin de explorar su piel con espontaneidad, sensualidad y afecto.
Entre sus obras se muestra una serie de agujas de plata, instrumentos de fuego para dialogar con las heridas (2022), invoca una tradición distinta de intervención corporal que celebra la simbología de la fertilidad femenina de reminiscencias precolombinas, así como también su serie Autoplacer (2022), esculturas tejidas con rafia teñida con muérdago, índigo, cochinilla, guayaba y otras plantas naturales, que sugieren un retorno afirmativo al goce sexual en tanto ritual de sanación.
El dibujo y el video le sirven para ensayar coreografías que honran el poder curativo de las hojas, las semillas y los frutos que consume –mangos, lúcumas, paltas, guanábanas y cocos–, de los cuales extrae tintes y texturas orgánicas que transforma incluso en tecnologías sonoras. Esa continuidad entre lo que nutre su cuerpo y su obra es una forma de agradecer y manifestar respeto a los procesos de restauración de la naturaleza, hoy fuertemente amenazada por las lógicas extractivas. Su obra está también influenciada por las prácticas de curanderismo y adivinación del norte del Perú –de donde proviene su familia– usadas para realizar diagnósticos y limpiezas que activan las energías y las esencias espirituales. Cristina retoma esa relación mágica con los objetos para convertirla en un lenguaje íntimo que busca propiciar y predecir, conectando futuro y pasado en un movimiento circular.