Estrés y sus consecuencias en la piel
La piel que envuelve el cuerpo constituye la frontera y punto de contacto con el mundo exterior, siendo el órgano más expuesto de manera directa al estrés que generan los radicales libres.
Tenemos un sistema antioxidante muy eficiente que bloquea este daño, sin embargo, la pérdida de ese equilibrio hace que la piel luzca menos luminosa, se seque, se vuelva escamosa, aparezcan líneas finas, se adelgace y se manche. Si esto no se controla con el aporte de antioxidantes y una rutina de cuidado diario pueden, con el tiempo, aparecer lesiones más serias como lo es el cáncer de piel.
El doctor Erick Torres, del Centro de Medicina Estética de la Clínica Ricardo Palma, nos brinda una serie de consideraciones a tomar en cuenta:
– En general, siempre es conveniente mantener la rutina de cuidados comenzando por la higiene diaria, aporte de activos específicos a la piel y la fotoprotección solar.
– Lo ideal para la limpieza facial es emplear jabones con pH neutro, a fin de evitar la remoción excesiva de los lípidos, que puede generar resequedad de la piel.
– Posterior a la limpieza, debemos usar un sérum (producto con contenido intensivo de nutrientes, activos antioxidantes, vitaminizantes, antipolución, correctores e hidratantes), dependiendo de cada tipo de piel y sus necesidades. Debe usarse siempre antes de aplicar la crema hidratante habitual
– Para finalizar la rutina de cuidados, se aplicará un fotoprotector solar con adecuada cobertura UVA y UVB certificada. Volverla a aplicar cada tres horas, siendo las más recomendadas las que tienen FPS 100 o 50+.
Hay que tener en cuenta que cada piel es diferente y sus necesidades también. Por ello, es sumamente importante la consulta profesional con un especialista quien, según el tipo de piel y presencia de afecciones o anomalías, recomendará el tratamiento específico para cada tipo de piel.