
¿Estás realmente descansando? Aprende cómo mejorar tu sueño
Si durante el día sientes cansancio, irritabilidad o sueño constante, es momento de analizar si realmente estás descansando bien. Pregúntate: ¿Duermo entre 7 y 8 horas? ¿Mi sueño es continuo o se interrumpe con frecuencia? ¿Realmente descanso y me recupero?
Pamela Vives Ovalle, coordinadora de Psicología de Modo USIL de la Universidad San Ignacio de Loyola, advierte que no dormir bien afecta la salud física y emocional. "La falta de descanso puede deteriorar las funciones cognitivas, reduciendo la memoria, la concentración y la capacidad para resolver problemas, lo que disminuye el rendimiento en el trabajo, los estudios y otras actividades diarias".
Ante esta situación, resulta clave adoptar una adecuada higiene del sueño, que consiste en implementar hábitos y medidas específicas que facilitan un descanso profundo y ayudan a solucionar problemas frecuentes relacionados con el insomnio, los despertares nocturnos o la dificultad para relajarse.
Entre los principales hábitos y técnicas recomendados por la experta están:
Crear una rutina nocturna: Establecer horarios regulares ayuda al cuerpo a adaptarse para lograr un sueño de calidad. Se puede iniciar dedicando una rutina de preparación al menos 30 minutos antes de acostarse.
Reducir el uso de pantallas: Evitar la televisión y el celular al menos una hora antes de dormir. Si no estás acostumbrado, comienza con pequeños periodos y ve aumentando progresivamente, reemplazando las pantallas por ejercicios de respiración o relajación.
Preparar el dormitorio con condiciones adecuadas: Factores como la luz, el ruido y la temperatura juegan un rol importante en la calidad del sueño. Mantener la habitación oscura, favorece la producción de melatonina, hormona fundamental en la regulación del ciclo sueño-vigilia. Además, reducir ruidos, regular la temperatura y garantizar una buena ventilación contribuyen a un descanso adecuado.
Incluir en su rutina diaria actividades físicas: Se ha demostrado que el ejercicio mejora la calidad del sueño; sin embargo, es recomendable practicarlo por la mañana o al menos tres horas antes de acostarse, ya que, en lugar de relajar, estimula la actividad del cuerpo.
Evitar sustancias estimulantes y cenas pesadas: Ingerir café o bebidas energéticas pueden mantener al cerebro alerta y dificultar que el cuerpo entre en reposo. Asimismo, consumir cenas pesadas o muy abundantes poco antes de dormir puede causar molestias digestivas, acidez o sensación de pesadez, afectando la calidad del sueño y provocando despertares frecuentes.