Elogio de la periferia

Arteixo es una población de poco más de 30 000 habitantes, ubicada a 15 km de La Coruña (España). Hablamos de la periferia de una ciudad que también es periférica. Allí se encuentra la sede central del grupo Inditex, propietario de la multimillonaria marca Zara.

Ahí se respira moda y, además, se delinea tecnología de última generación capaz de acompañar la vertiginosa evolución de sus ventas.

Creativos de todas las nacionalidades conviven en ese espacio. Sin embargo, el fenómeno Inditex suscita también otro tipo de reflexión, precisamente por su localización periférica.

Periferia es lo que rodea o se sitúa en torno a un núcleo o centro. Referida a comunidades humanas, ésta puede pueden ser geográfica, económica o cultural; incluso tener dos o las tres características a la vez.

Hoy se habla mucho de las periferias, de la necesidad de acercarse a ellas o de acercar las periferias al centro. A partir del centro, y otorgándole un sentido inverso, podemos abordar la periferia desde dos estratos: el micronivel y el macronivel.

El macronivel refiere a las posibilidades contenidas en el centro. El macronivel es pensable hoy en una periferia porque la globalización de las comunicaciones y tecnologías permite iniciativas de todo tipo en cualquier parte del mundo.

El micronivel refiere al lugar de la periferia; es el que puede marcar la diferencia, porque irradia las posibilidades del macronivel en el entorno y, además, facilita las iniciativas imposibles en lugares más centralizados.

Ahora bien, no se trata solo de una mejor calidad de vida, o de irse a vivir al campo. Lo fundamental es que el macronivel esté presente. Y, en la periferia puede ser realizado de una manera innovadora, de tal modo que no solo necesariamente renueva el entorno, sino que puede acabar contagiando el centro.

Es preciso crear las condiciones que resulten atractivas para las personas con capacidad de innovación y que existan las condiciones para una vida de calidad, que solo esté alejada físicamente del macronivel.

En periferias con estas características, se podría empezar de cero en muchas cosas, de modo que ya no se cometieran errores de principio y se alcanzarían los objetivos de modo mucho más eficiente y con posibilidades de innovación. Se produciría un ahorro al crear estructuras nuevas y sostenibles, propiciando además un espacio circundante de calidad. La sostenibilidad podría aplicarse de un modo generalizado, de los edificios a los productos de temporada. Sería atractivo para muchas personas, lo que crearía un ambiente humano estimulante.

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