
El verdadero problema del agua en el Perú es la informalidad
En los últimos meses han circulado reportajes que cuestionan el rol del sector agroexportador en la gestión del agua, presentando testimonios y datos que, según el presidente del Instituto CRECER y exministro de Agricultura, Juan Manuel Benites, no reflejan la realidad ni la complejidad del problema hídrico del país.
El verdadero problema del agua en el Perú no está en la agroexportación formal, sino en la informalidad, que abarca más del 80% del sector agrario. Mientras no se formalice la agricultura y no se fortalezcan las capacidades de gestión del Estado, ningún esfuerzo por mejorar la gobernanza hídrica será sostenible.
El exministro explicó que el caso de Ica, utilizado con frecuencia como ejemplo de sobreexplotación, no puede entenderse sin considerar las tres causas estructurales que afectan al país: la falta de infraestructura pública, la informalidad en el uso del agua y la debilidad institucional del Estado. "En Ica hay agua suficiente, pero el Estado no ha ejecutado los proyectos hidráulicos que permitirían aprovecharla mejor. Se han perdido oportunidades para construir reservorios, embalsar agua en temporada de crecida o reutilizar las aguas tratadas, soluciones que podrían beneficiar tanto a las familias como a los agricultores", indicó.
Benites cuestionó, además, la ligereza con que algunos medios y organizaciones difunden afirmaciones sin sustento técnico ni revisión de fuentes oficiales. "No es responsable usar declaraciones aisladas o estudios desfasados para sacar conclusiones que pueden dañar la reputación de un sector que da trabajo a miles de familias peruanas. Si lo que se busca es justicia, debe actuar con responsabilidad y con información verificada. La agroexportación es, en realidad, una de las actividades que más empleo y desarrollo generan en regiones como Ica", advirtió.
El presidente del Instituto CRECER destacó que las empresas agroexportadoras están a la vanguardia en el uso de tecnologías eficientes para el manejo del agua. "Hoy se aplica riego tecnificado por pulsos, que optimiza cada gota, y se impulsa la circularidad del ciclo hídrico mediante el reúso de aguas tratadas. Son prácticas que demuestran que la agricultura moderna formal puede ser productiva y, al mismo tiempo, ambientalmente responsable", precisó.
Agregó que las principales empresas del sector cuentan con certificaciones internacionales como GlobalG.A.P., GRASP, SMETA y AWS, que exigen altos estándares en materia de sostenibilidad ambiental, respeto laboral y ética empresarial. "Estas certificaciones no son simples sellos; son compromisos verificables que se auditan cada año y reflejan la seriedad de un sector que cumple con normas, respeta el medio ambiente y responde a los estándares de los mercados más exigentes del mundo", sostuvo.
Benites también resaltó los esfuerzos colectivos del sector privado y de los gremios empresariales, como AGAP, que promueven la buena gobernanza del agua mediante programas de recarga de acuíferos, siembra y cosecha de agua, capacitación técnica y colaboración con la Autoridad Nacional del Agua para fortalecer su gestión. "La agricultura formal es parte de la solución, no del problema. Detrás de cada hectárea exportadora hay ingenieros, técnicos y trabajadores comprometidos con el uso responsable del agua. Invisibilizar su esfuerzo es desconocer que la agroexportación es la fuente más importante de empleo para miles de iqueños y un motor fundamental de la economía regional y nacional", subrayó.
Finalmente, Benites hizo un llamado a que la discusión sobre el agua se base en la evidencia y en el diálogo constructivo. "El agua es vida y su gestión exige responsabilidad, técnica y visión compartida. Si seguimos ignorando la informalidad y la falta de infraestructura, solo discutiremos los síntomas sin curar las causas. El Perú necesita mirar el agua no como motivo de enfrentamiento, sino como una oportunidad para unir esfuerzos por un desarrollo verdaderamente sostenible", concluyó.



