El trabajo es, de ahora en adelante, en cualquier lugar

Trabajar desde cualquier lugar es la nueva consigna. Un escalón más arriba del home office y varios peldaños adelante en materia de innovación tecnológica. Impensable hasta antes de la pandemia, pues hoy podemos cumplir con nuestras obligaciones laborales sentados en la terraza de la casa, en una cafetería o bien, visitando la oficina algunas horas a la semana. Podemos participar de reuniones y de seminarios, tan solo mirando el computador.

Work from anywhere, WFA, es el nombre con el que Harvard Business Review bautizó a esta tendencia. Si bien, al comienzo de la crisis sanitaria la mayor parte de las empresas estableció la modalidad del tele trabajo, con el paso de los meses este esfuerzo fue evolucionando hasta llegar a lo que es hoy: la capacidad de producir responsablemente, sin necesidad de estar detrás de un escritorio, cumpliendo un horario.

De un momento a otro se derribaron mitos vinculados a la falta de tecnología y de compromiso por parte de los empleados de las empresas. Según un estudio de esta publicación, la productividad laboral aumentó un 4.4%, mientras que se mantuvo la calidad del trabajo. Al mismo tiempo, empezaron a masificarse herramientas digitales que permitieron potenciar extraordinariamente rápido este nuevo formato híbrido. Se volvió familiar usar y hablar sobre G Suite de Google, cuando se trata de videoconferencias masivas; de Slack, para el intercambio de archivos usando una nube con alta capacidad; de Microsoft Teams, a la hora de tener reuniones virtuales; y de Telegram, un tipo de WhatsApp para trabajar en equipo e incluso para utilizarlo en computadores sin necesidad de estar conectado al celular.

Dicen que, durante el 2020, las compañías dieron un salto tecnológico enorme, el cual, sin la presión del coronavirus, probablemente les habría tomado 10 años o más. Las herramientas digitales han permitido agilizar y automatizar procesos, provocando, además, un impacto positivo en los trabajadores.

Latinoamérica y los países del Caribe, por cierto, son parte de esta realidad. A partir de las cuarentenas, aumentó la demanda por una buena conectividad y, por consiguiente, el consumo de datos para trabajar, obtener información, entretenerse o contactarse con familia y amigos. Las empresas de telecomunicaciones y los organismos del estado registraron un aumento en el tráfico de datos móviles -hasta de un 40% en algunos países- en tanto que el tráfico de datos, a nivel mundial, creció en promedio un 30%. Todo, gracias al uso de plataformas asociadas al entretenimiento y a las aplicaciones laborales y de educación a distancia.

Este nivel de demanda provocó, además, que los proveedores de servicios expandieran eficientemente la capacidad de las redes. Por su parte, avanza el 5G, que permitirá aumentar en 10 veces la velocidad de conexión a Internet respecto a la actual 4G, y favorecerá la interconexión entre dispositivos. Habrá más innovación y nuevos puestos de trabajo.

A nivel cotidiano, se potenciará el desarrollo del Internet de las cosas; de la robótica, de la hiper automatización y de la domótica. Una quinta generación de redes móviles también para tener reuniones desde casa más eficientes, y que definitivamente seguirá potenciando el trabajo sin importar el lugar en que nos encontremos. Lo importante es el trabajo productivo. Si tenemos la tecnología, la seguridad, las redes y las soluciones de conectividad que lo permitan, ¿Qué importa desde dónde lo hagamos?.

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