Día Mundial contra el Dolor
Cada 17 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) conmemoran el Día Mundial contra el Dolor, que se ha convertido en la causa más frecuente de consulta médica en el mundo.
Cuando este perdura más de tres meses se considera crónico y una enfermedad en sí misma que puede tener origen tanto en causas biológicas como psicológicas y sociales.
El dolor crónico afecta a entre el 27% y 42% de personas en Latinoamérica, sin embargo, a pesar de su alta prevalencia, su abordaje sigue siendo un reto para los sistemas de salud de nuestra región. Según estudios recientes, tan solo en Lima, más de 3 millones de adultos vive con esta enfermedad y el 33.6% de ellos no reciben ningún tratamiento. Además, casi el 6% de pacientes con dolor severo recurre a la automedicación, dificultando su oportuno y correcto abordaje.
Por otro lado, el dolor lumbar crónico, la mayor causa de discapacidad laboral en el mundo, afecta a más del 20% de la población limeña adulta, siendo una de las patologías relacionadas al dolor con mayor prevalencia. Además, se estima que su incidencia y carga se incrementará en los próximos años, debido a factores de riesgo como la obesidad y trabajos físicos demandantes.
«Abordar el dolor crónico desde un enfoque multidisciplinario es clave, pues es una enfermedad de naturaleza multifactorial que genera un gran impacto en el desarrollo de las personas; es decir, quienes la padecen ven limitada su funcionalidad y afectada su salud psicológica y social», indicó el Dr. Enrique Orrillo Leyva, past president de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor (ASPED).
En este sentido, la IASP declaró el 2023 como el Año para el Tratamiento Integral del Dolor, con el objetivo de promover una estrategia multidisciplinaria para su abordaje. Esta implica la integración coordinada de diversos enfoques para una evaluación temprana y un manejo personalizado que, se ha demostrado, es más efectivo en cuanto a mejora en la calidad de vida de los pacientes y uso de recursos.
«El sistema de salud peruano continúa enfrentando una serie de carencias que dificultan el abordaje del dolor crónico en el país, como la escasez de especialistas, la falta de unidades de dolor y la poca comunicación y colaboración entre áreas. Estas barreras convierten a la enfermedad en una carga económica, física y emocional para los pacientes, quienes pasan mucho tiempo enfrentándose a tratamientos no adecuados que prolongan su dolor», enfatizó el Dr. Orrillo.
Por ello, el especialista recalca la importancia de articular esfuerzos para ofrecer soluciones integrales, centradas en el paciente. «El dolor crónico es una enfermedad reconocida dentro de la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Resulta urgente implementar estos conceptos y adaptarlos a la realidad particular de nuestro país para asegurar la calidad de vida de las personas. Juntos, podemos cambiar la forma en que el dolor es evaluado y tratado en Perú», finaliza.