De la pizarra a la pantalla: La tecnología despierta la curiosidad

Atrás quedaron las clases donde el profesor hablaba y los alumnos solo escuchaban. Con las pantallas interactivas, la enseñanza se vuelve una experiencia participativa, visual y colaborativa que motiva a los estudiantes a descubrir y crear.

El uso de herramientas digitales en la educación ya no es una tendencia, sino una necesidad. Más allá de los dispositivos, la tecnología está cambiando la forma en que los estudiantes aprenden, participan y se preparan para el futuro.

En este artículo, Alex Carlos, gerente regional de ViewSonic para Perú y Ecuador, comenta los cinco beneficios más importantes de integrar la tecnología en el aula.

1. Mayor compromiso y mejor retención

La tecnología educativa (EdTech) está revolucionando la enseñanza. Cuando se utilizan herramientas digitales como tablets, quizzes interactivos o pantallas interactivas, los estudiantes que antes se desconectaban ahora participan activamente.

Un estudio del Rochester Institute of Technology con más de 500 alumnos halló que el 90% consideraba que las herramientas tecnológicas los ayudaban a comprender y recordar mejor lo enseñado.

En la práctica, esto transforma una clase pasiva, donde el docente explica y los alumnos escuchan, en una experiencia dinámica: El estudiante arrastra un objeto en pantalla, resuelve un quiz digital o colabora en grupo. Esa participación refuerza la memoria porque el alumno se convierte en protagonista y desarrolla un aprendizaje activo.

Para los colegios, esto implica invertir no solo en dispositivos, sino también en metodologías activas que promuevan curiosidad, interacción y movimiento.

2. Adaptación a múltiples estilos de aprendizaje

No todos aprenden igual. Algunos estudiantes comprenden mejor escuchando, otros viendo, y otros haciendo. La tecnología permite integrar estos distintos estilos, auditivo, visual y kinestésico, dentro de un mismo entorno.

Para el estudiante auditivo, lecciones grabadas, podcasts o audiolibros refuerzan la comprensión.

Para el visual, herramientas como mapas mentales digitales o el uso de pantallas interactivas ayudan a visualizar conceptos de forma clara.

Para el kinestésico, poder tocar la pantalla, arrastrar elementos o hacer simulaciones convierte el aprendizaje en una experiencia práctica.

Este enfoque evita que los alumnos queden rezagados y promueve la inclusión. En contextos como el peruano, donde existe una gran diversidad de estilos y ritmos de aprendizaje, la tecnología aplicada con este criterio puede marcar una diferencia significativa en el rendimiento y la motivación.

3. Fomenta la colaboración

Aprender en grupo siempre ha sido efectivo, pero la tecnología lo potencia. Estudios indican que las estrategias colaborativas pueden acelerar el progreso académico hasta en cinco meses.

Con pantallas interactivas, o plataformas colaborativas, los estudiantes pueden trabajar juntos en tiempo real, tanto dentro del aula como a distancia. Imagina un proyecto donde alumnos de Lima comparten ideas con compañeros de otra ciudad o país a través de una pantalla interactiva. Este tipo de interacción fomenta la creatividad, la comunicación digital y el trabajo en equipo.

Para los docentes, estas herramientas también facilitan monitorear la participación y adaptar la dinámica del grupo. En un mundo laboral cada vez más conectado, estas experiencias preparan a los estudiantes para colaborar de forma efectiva en entornos digitales.

4. Retroalimentación instantánea

Uno de los grandes desafíos del modelo tradicional es saber si los alumnos realmente comprendieron el tema. Con la tecnología, esa brecha desaparece. Los estudiantes pueden responder en tiempo real desde sus dispositivos o una pantalla interactiva, mientras el docente recibe los resultados al instante.

Esta retroalimentación inmediata permite ajustar la clase sobre la marcha, reforzar conceptos y personalizar el ritmo de aprendizaje.

Además, automatiza procesos de corrección, lo que optimiza el tiempo y mejora la calidad de la enseñanza. Menos demora entre error y corrección significa un aprendizaje más significativo y continuo.

5. Prepara a los estudiantes para el futuro

La educación no solo debe formar para aprobar exámenes, sino para adaptarse al mundo digital. Habilidades como el manejo de herramientas tecnológicas, la inteligencia artificial o la colaboración remota ya son esenciales en el futuro del trabajo.

Cuando los alumnos utilizan plataformas colaborativas, entornos digitales y pantallas interactivas, desarrollan competencias como pensamiento crítico, adaptabilidad y confianza frente a la tecnología.

La digitalización permite este tipo de experiencias reduce brechas y otorga ventaja competitiva. Los jóvenes que han aprendido en aulas tecnológicamente integradas se sienten preparados para los entornos universitarios y laborales actuales.

Para los docentes y directivos, el desafío está en dejar de ver la tecnología como un lujo y asumirla como una necesidad estratégica. Desde la selección de herramientas adecuadas, como las pantallas interactivas, hasta la formación de profesores y la integración curricular, cada paso cuenta.

Incorporar tecnología en el aula no es una opción secundaria: es una invitación a reinventar la enseñanza. Mejora la motivación, se adapta a distintos estilos, fomenta la colaboración, brinda retroalimentación inmediata y prepara a los estudiantes para un mundo digital en constante cambio.

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