Dancing Daughters, las corredoras que dejaron huella en Le Mans

Si en la actualidad ver a mujeres participar del motorsport es algo poco común, en la década de 1930 no era tan extraño, a pesar de las múltiples prohibiciones de la época. En 1935, un grupo de mujeres bautizadas por la prensa como The Dancing Daughters, marcaron un hito cuando se sumaron a la legendaria competencia de resistencia, las 24 Horas de Le Mans, arriba de un MG PA.

Seis fueron los nombres que pasaron a la historia: Barbara Skinner y Doreen Evans (auto 55); Joan Richmond y Barbara Simpson (auto 56); y Margaret Allen junto a Colleen Eaton (auto 57). Las tres duplas de conductoras, corrieron junto a la asistencia de una leyenda de Morris Garages, el piloto George Eyston, y no solo completaron las 24 horas de carrera continua, sino que el único cambio mecánico que hicieron fue el reemplazo de una ampolleta de uno de los autos.

Talento femenino

Dirigidas por Eyston -veterano condecorado de la Primera Guerra Mundial y una estrella de la época de las carreras y de los récords de velocidad-, el talento femenino de las Dancing Daughters provenía de mujeres que contaban con récords en distintos tipos de carreras, como rallies o eventos de clubes de automóviles, que organizaban categorías solo para mujeres.

Usar el márketing de una carrera no era nada raro para promocionar un modelo, y qué mejor para llamar más la atención que hacerlo con un equipo femenino. En este caso MG buscaba llamar la atención con su línea de modelos P, algo que el grupo de mujeres piloto logró con creces, demostrando que los MG PA Midgets podían funcionar a toda máquina en las tareas más extenuantes.

Los tres autos fueron preparados para la carrera en la planta de MG en Abingdon, Oxfordshire, donde se equiparon con guardafangos y un capó de aluminio ligero, junto a una pantalla aerodinámica para el conductor. Se colocaron protectores de piedra sobre las luces y el radiador, y se instaló una segunda bomba de combustible, mientras que se despejó espacio para llevar ruedas y neumáticos de repuestos. En cuanto al motor, se diseñó un propulsor de 847 cc, equipado con válvulas y resortes mejorados y una dirección ligera entre otros; cada auto demoró 205 horas en ser puesto a punto.

Corriendo a ciegas

Pero para correr las 24 horas de Le Mans, no solo se necesita un auto confiable, sino también una gran coordinación entre los equipos y una gran resistencia para los momentos más duros de la carrera, especialmente en una época en que la tecnología no era como la actual, y llegar al final de la carrera requería de mucho talento e instinto.

Cuentan los entendidos, que la sección nocturna de la carrera era particularmente peligrosa en esa época, ya que los focos delanteros iluminaban menos que la linterna de un smartphone.

Como dato, de los 58 autos que participaron, solo 28 cruzaron la línea de meta. Entre ellos los tres MG, que aunque quizás no tenían la velocidad de otros equipos, sí contaban con la confiabilidad del auto y la habilidad de las mujeres tras el volante que los manejaron por 2 mil kilómetros.

Cabe mencionar que MG es la única marca del mercado que brinda 6 años de garantía en todos sus modelos. Los mantenimientos de sus modelos son cada 10 mil kilómetros.

Además hasta la fecha, MG Perú cuenta con una red de concesionarios consolidada con 20 puntos de venta y 13 talleres a nivel nacional.

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