
Cuatro tratamientos que ayudan a recuperar una piel libre de acné
El acné es una de las afecciones cutáneas más comunes y persistentes, y aunque suele asociarse a la adolescencia, los adultos también lo padecen. Sus causas son múltiples: factores hormonales, genéticos, ambientales e incluso alteraciones en la microbiota intestinal y cutánea.
La buena noticia es que, desde la cosmiatría, existen tratamientos eficaces que ayudan a controlar sus manifestaciones y mejorar visiblemente la calidad de la piel.
Limpieza facial profunda, exfoliaciones químicas, fototerapia LED azul y terapias equilibrantes del microbioma cutáneo son los procedimientos más utilizados en cabina. "El objetivo no es solo reducir los brotes, sino regular los mecanismos de queratinización, la producción de sebo y el equilibrio bacteriano de la piel", explica la Mg. Raquel Quincho Jara, dermatocosmiatra y docente del Instituto Carrión.
La limpieza facial profunda combina aparatología como la alta frecuencia, la ozonoterapia o la paleta ultrasónica, que oxigenan el tejido y reducen la carga bacteriana. Por su parte, las exfoliaciones químicas, con ácidos como el azelaico, mandélico o salicílico, mejoran la textura de la piel, disminuyen los comedones y controlan la inflamación.
La fototerapia LED azul actúa directamente sobre la bacteria Cutibacterium acnes, modulando la microbiota cutánea y reduciendo el enrojecimiento. En tanto, la terapia equilibrante del microbioma utiliza combinaciones de prebióticos, probióticos y simbióticos que fortalecen la barrera natural de la piel y favorecen su defensa frente a agentes externos.
Los resultados son visibles desde las primeras sesiones: una piel más limpia, luminosa y con menos brotes. Sin embargo, la especialista advierte que estos procedimientos no sustituyen la evaluación médica en casos de acné severo o inflamatorio.
"El trabajo conjunto entre cosmiatras, dermatólogos y nutricionistas ofrece resultados más duraderos y seguros, porque aborda el acné desde sus causas internas y externas", señala Quincho.
Después de cada sesión, se recomienda evitar la exposición solar directa, hidratar la piel, usar protector solar no comedogénico y mantener una dieta antiinflamatoria. Además, una rutina de cuidado diario con productos suaves y adecuados al tipo de piel puede potenciar los efectos de los tratamientos profesionales.
En definitiva, remarca la especialista del Instituto Carrión, el manejo del acné va mucho más allá de combatir granitos: se trata de restablecer el equilibrio cutáneo y sistémico. Con la guía de un profesional y hábitos saludables, es posible recuperar una piel sana, equilibrada y libre de imperfecciones.



