¿Cuál es la mejor estrategia para invertir?

En el mundo de las inversiones, el eterno debate entre el tiempo en el mercado y el momento del mercado ha sido objeto de análisis y discusión por parte de expertos financieros y aficionados por igual. A medida que los inversores buscan maximizar sus retornos y minimizar el riesgo, la pregunta persiste: ¿es mejor mantener inversiones a largo plazo o intentar predecir los movimientos del mercado?

El tiempo en el mercado se refiere a una estrategia de inversión a largo plazo donde los inversores mantienen sus inversiones durante períodos prolongados, generalmente años o décadas. Este enfoque se basa en la premisa de que, a lo largo del tiempo, los mercados tienden a crecer, recuperarse de alguna crisis y generar retornos positivos. Además, la inversión se beneficia del interés compuesto.

Según Valdemaro Mendoza, Cofundador y Deputy CEO de tyba por Credicorp Capital, la plataforma integral de inversiones para clientes del BCP que brinda acceso a oportunidades y productos de calidad mediante tecnología y asesoría, el tiempo en el mercado históricamente ha demostrado ser una estrategia sólida. Los inversores que mantienen sus inversiones durante períodos prolongados tienden a beneficiarse del interés compuesto y la capacidad de resistir la volatilidad del mercado a lo largo del tiempo. A pesar de las fluctuaciones a corto plazo del mercado, los inversores que siguen esta estrategia confían en que, en general, el mercado tiende a crecer con el tiempo y generar retornos positivos a largo plazo.

Por otro lado, el momento del mercado implica intentar predecir y aprovechar las fluctuaciones a corto plazo del mercado, comprando y vendiendo activos en función de estas predicciones. Los inversores que siguen esta estrategia intentan comprar activos cuando los precios son bajos y vender cuando son altos, con la esperanza de maximizar sus ganancias.

Aunque esta estrategia puede parecer atractiva en la teoría, Mendoza advierte sobre los riesgos asociados con la sincronización del mercado, incluida la dificultad de prever con precisión los movimientos del mercado y los costos asociados con la compra y venta frecuente de activos. Aunque esta estrategia, si se logra ejecutar con precisión, puede generar ganancias rápidas en algunos casos, también conlleva un alto grado de riesgo y puede resultar en pérdidas si las predicciones del mercado resultan ser incorrectas o cambiar sin previo aviso (como suele suceder). En palabras simples, es como jugar a tener una bola de cristal tratando de adivinar el momento justo para comprar o vender.

Como dice el directivo, atinarle al momento justo del mercado es difícil pues el mercado es impredecible. Para entender en la práctica cómo funcionan ambas estrategias de inversión, Valdemaro Mendoza hace un ejercicio ilustrativo tomando como referencia el histórico de los últimos 20 años del S&P 500 (01/01/2003 a 30/12/2022), uno de los indicadores más representativos del mercado de valores de Estados Unidos y global:

Imaginemos a Juan, quien decide invertir US$10,000 durante un período de 20 años. En un escenario, Juan intenta predecir los movimientos del mercado, y al comprar y vender acciones, desafortunadamente, se pierde los 10 mejores días del S&P 500 durante ese tiempo. Estos son los días en los que el mercado experimenta los mayores incrementos de valor, por lo tanto, perderse esos días clave tiene un impacto significativo en sus retornos finales. Si Juan hubiera estado presente en esos 10 mejores días, aplicando la estrategia de tiempo en el mercado, habría visto un rendimiento del 9.8% anual, lo que habría convertido su inversión de US$10,000 en US$64,844. Sin embargo, al perderse esos días, su tasa de rendimiento anual disminuye al 5.6%, dejando su inversión en solo US$29,708 al final de los 20 años.

En última instancia, el eterno debate entre el tiempo en el mercado y el momento del mercado seguirá siendo objeto de escrutinio y reflexión por parte de inversores y expertos financieros. A medida que los mercados evolucionan y las circunstancias económicas cambian, los inversores deben sopesar cuidadosamente los riesgos y beneficios de cada estrategia.

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