Cómo reconocer si una mujer está siendo víctima de violencia

Los últimos días de noviembre se tiñen de naranja, el color que simboliza la erradicación de la violencia de género a nivel global. Cada 25 de noviembre (25N) se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, marcando el inicio de los 16 Días de Activismo por el Fin de la Violencia contra las Mujeres. Esta iniciativa, promovida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), busca crear conciencia y fomentar acciones concretas para liberar a las mujeres de los ciclos de violencia.

Estas situaciones adversas, vividas únicamente por el hecho de ser mujeres, demandan un enorme esfuerzo y un largo camino por recorrer para superarlas. Este proceso, conocido como la Ruta Crítica, comienza cuando una mujer reconoce que está siendo víctima de violencia de género e incluye todas las acciones que realiza para liberarse de ella.

Consciente de esta situación que muchas mujeres enfrentan, Alexandra Oliva, gerente de Reputación y Comunicación Corporativa de Avon, una marca profundamente comprometida con apoyar a las mujeres, comparte las principales señales de violencia de género e invita a identificarlas para apoyar a las mujeres que están comenzando su Ruta Crítica o que ya se encuentran en ella:

Lesiones físicas recurrentes: Las mujeres pueden presentar heridas visibles como golpes, quemaduras o fracturas, a menudo acompañadas de explicaciones inconsistentes sobre su origen. Estas lesiones pueden ser indicadores de violencia física persistente.

Cambios en la salud mental: Problemas como depresión, ansiedad o trastornos relacionados con el consumo de alcohol pueden surgir como resultado de la violencia. Es común que las víctimas experimenten retraimiento social, miedo constante o baja autoestima.

Aislamiento social: La víctima puede reducir o romper el contacto con familiares y amigos debido al control ejercido por su agresor. Esto incluye restricciones en la comunicación, salidas limitadas o vigilancia constante.

Dependencia económica: El agresor puede impedir que la mujer tenga acceso a sus recursos financieros, limitar sus ingresos o incluso controlar sus decisiones laborales, lo que incrementa la dependencia y dificulta salir de la situación.

Expresiones de miedo o inseguridad: Las víctimas suelen mostrar temor hacia su pareja, evitando confrontaciones o expresando ansiedad constante por cómo reaccionará el agresor ante sus acciones.

"Es fundamental que como sociedad trabajemos juntos para erradicar la violencia de género, empezando por identificar las señales de alerta. Cada víctima atraviesa una Ruta Crítica distinta y profundamente personal, lo que hace indispensable contar con un gran aliado en esta lucha: nuestras voces. Voces que denuncien con firmeza, pero también voces que sean escuchadas con empatía, formando una red solidaria contra la violencia. De eso trata Hagamos Red, nuestra campaña de concientización para superar la violencia, con la que nos unimos a los 16 Días de Activismo de la ONU", señala Oliva.

La importancia de este tipo de iniciativas se pone en evidencia en el informe sobre la Ruta Crítica Avon: poner fin a la violencia hacia mujeres y niñas, donde se señala que 9 de cada 10 personas en la región consideran que la violencia de género es un problema grave o muy grave. No obstante, solamente el 2% de las mujeres que enfrentan situaciones de violencia iniciaron un proceso de denuncia judicial por agresiones físicas o psicológicas.

¿Existen diferentes tipos de violencia contra la mujer?

No todas las situaciones de violencia se manifiestan igual, también existen agresiones sociales, a través de la exclusión, o económicas, mediante dinámicas financieras y laborales abusivas y discriminatorias, según señala la jefa de Sustentabilidad de Avon. "Según el estudio Complementariedad de Géneros, desarrollado por Avon y Gentedemente, el 50% de los hombres cree que hay equidad de género en su sociedad, mientras que solo 1 de cada 3 mujeres lo percibe de igual manera. Por otro lado, se indica que el 56% de las mujeres con educación alta (universitario o técnica superior) trabajan media jornada o no tienen trabajo remunerado, mientras que esta situación se replica en apenas el 39% de los hombres", comenta.

Ello demuestra que la lucha por la erradicación de la violencia de género debe ser una constante, hasta que ninguna mujer vea menoscabado su bienestar físico, mental o económica. De esta manera, las sociedades progresarán de una manera más equitativa y justa.

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