Cómo prevenir la fatiga ocular en niños
Este año, los niños mantendrán las clases en modalidad remota, por lo que harán un mayor uso de dispositivos electrónicos. ¿Puede esto ser perjudicial para su salud visual? De acuerdo al Dr. Oscar Llerena, oftalmólogo en SANNA Centros Clínicos, este puede ser un factor que, junto a otros, ocasione fatiga visual u ocular en los niños.
La fatiga visual se puede dar por diversos motivos que exponen a los ojos a situaciones de esfuerzo y tensión y puede presentarse a través de síntomas como el enrojecimiento de ojos, resequedad, picazón, visión borrosa, enrojecimiento de los ojos y dolores de cabeza vinculados a la visión.
Existen algunos cuidados simples que el especialista recomienda poner en práctica:
1. Usa adecuadamente los dispositivos electrónicos. Ajusta el brillo de la pantalla de modo que tu niño o niña pueda ver con claridad sin esforzar la vista. Asimismo, enséñale a mantenerse a una distancia prudente del celular o la computadora; unos 35-40 centímetros es lo ideal.
2. Toma descansos periódicos. El uso indiscriminado de los celulares está aumentando la incidencia de miopía y síndrome de ojo seco en la población infantil. Por ello, recomienda descansar de estos por las noches y tomar descansos periódicos durante el día, puede ser entre clases. Así evitarás el riesgo de que tu hijo o hija sufra síndrome visual informático, visión borrosa y dolores de cuello o espalda.
3. Adecúa la luz del espacio de estudio. Procura que el espacio de estudio de tu niño o niña esté correctamente iluminado, para evitar tensión de los músculos oculares y esfuerzo de los ojos. Esto también ayudará a relajar la vista y prevenir dolores de cabeza.
4. Realiza ejercicios oculares simples. Evita la fatiga con movimientos circulares, parpadeos rápidos y parpadeos lentos. Además, procura parpadear de manera frecuente, para evitar la sequedad del ojo. Si tu hijo o hija presenta sequedad, consulta con tu oculista si puede hacer uso de lágrimas artificiales.
Por último, no olvide que es importante acudir a controles visuales de rutina, al menos una vez al año, para que un profesional verifique que su salud visual se encuentre en orden.
