
Cómo la tecnología puede cambiar la historia del cáncer de mama
Durante el mes de octubre, el mundo se tiñe de rosa, no es una moda, sino un llamado a la conciencia y a la acción frente al cáncer de mama, visibilizando la importancia de informar, prevenir y promover la detección temprana de esta enfermedad que afecta a miles de mujeres a nivel mundial y que es una de las principales causas de muerte por cáncer en Perú y América Latina.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 se registraron más de 2.3 millones de nuevos casos de cáncer de mama en el mundo, con 670 mil muertes atribuibles a esta enfermedad.
Mientras que en América Latina y el Caribe cada año se producen más de 462.000 nuevos diagnósticos de este tipo de cáncer y las defunciones alcanzan casi las 100,000, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
A estas cifras se suma un dato preocupante: la mortalidad por cáncer de mama en la región es más alta, principalmente por diagnósticos tardíos y un acceso limitado a servicios especializados. El 31% de las mujeres diagnosticadas tiene menos de 50 años, una proporción superior a la observada en el norte del continente. De igual manera, el 21% de las muertes corresponde a este grupo de edad (menores de 50 años), mientras que en América del Norte esta cifra es de apenas 10%.
En Perú, la situación no resulta alentadora. Según el Ministerio de Salud (MINSA), en 2024 se estimaron 7,797 nuevos casos de cáncer de mama y 1,951 muertes, consolidándose como una de las principales causas de mortalidad oncológica en mujeres. Cada día, 21 peruanas son diagnosticadas y 5 fallecen a causa de esta enfermedad.
Pese a ello, la detección temprana sigue siendo limitada: solo el 21.7 % de las mujeres de entre 40 y 69 años se realizó un examen de mama durante 2024, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Frente a este panorama, la tecnología médica no solo ofrece soluciones eficientes, sino también esperanza. En los últimos años, hemos visto cómo la innovación ha transformado la forma en que se detecta, diagnostica y trata el cáncer de mama. Desde dispositivos portátiles para autoexploración hasta algoritmos de Inteligencia Artificial (IA) que analizan mamografías en tiempo real, la medicina de precisión ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad tangible.
Además, el uso de tecnologías híbridas de imagen que combinan mamografía digital, ultrasonido y resonancia magnética, permite detectar lesiones en pacientes con tejido mamario denso, un reto histórico en la medicina diagnóstica. Estas soluciones están presentes en clínicas de alta especialidad del país y la región, aunque aún no alcanzan una cobertura alta.
Indirectamente, la presencia de estos dispositivos médicos ha impulsado la creación de protocolos más precisos y personalizados. En Perú, el Ministerio de Salud ha reforzado en los últimos años las acciones de prevención, detección temprana y atención integral del cáncer de mama. Durante 2024, se aprobaron nuevas guías de práctica clínica y normas técnicas destinadas a unificar los protocolos de tamizaje, diagnóstico y tratamiento en todos los niveles del sistema de salud, tanto público como privado.
La tecnología también ha facilitado el acceso a la información. Aplicaciones móviles que enseñan técnicas de autoexploración, dispositivos no invasivos para la detección temprana y plataformas de telemedicina han acercado la atención médica a comunidades que antes estaban fuera del radar.
Sin embargo, la tecnología por sí sola no basta. Su impacto depende de políticas públicas que la integren de forma estratégica, de profesionales capacitados para utilizarla y de una sociedad informada que la demande. Octubre Rosa no debe ser solo un mes de campañas visuales, sino una oportunidad para exigir que la innovación llegue a quienes más la necesitan.
En el marco de este mes, es clave recordar la importancia del auto chequeo mamario: una práctica sencilla que permite conocer la forma y textura habitual de las mamas y estar atentos a cambios como bultos, retracciones en la piel, secreciones o enrojecimientos. No reemplaza estudios médicos, pero ayuda a detectar señales de alerta de manera temprana.
En este mes, el rosa no es solo un color, es el recordatorio de que detrás de cada estadística hay historias, familias y vidas que salvar. También esta conmemoración es prueba de que, con voluntad política, conciencia social y tecnología al servicio de la salud, podemos cambiar el curso de esta enfermedad.