Cómo impulsar el crecimiento y la productividad de los agricultores

Cada 24 de junio se celebra el Día del Campesino, una oportunidad para reconocer el rol de esta labor en el desarrollo económico del país, la seguridad alimentaria y la preservación de las tradiciones culturales del área rural. Para BASF, la agricultura es el trabajo más valioso de la tierra por lo que en esta fecha tan especial, queremos resaltar la importancia de contar con una agroindustria sostenible de la mano con buenas prácticas agrícolas que permitan el desarrollo y productividad de la industria.

Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el sector agrícola es actualmente el mayor empleador del mundo y el sector económico más grande para muchos países, produciendo el 80% de todos los alimentos en el planeta.

Sin embargo, ante los retos que enfrentamos como el cambio climático, desde el segundo objetivo de desarrollo sostenible (ODS 2) se busca garantizar que las personas puedan tener acceso a suficientes alimentos nutritivos, manteniendo los recursos naturales, salvaguardando la biodiversidad y transformando los sistemas de producción de alimentos y el sector rural, a la vez que se aumenta la productividad y los ingresos de los pequeños agricultores.

Para responder a estas necesidades, Jorge Soriano, Gerente de país de la división de Soluciones para la Agricultura de BASF Peruana, comparte algunas prácticas principales que se deben fomentar en el sector industrial para apoyar la labor agrícola y su sostenibilidad en el país:

Generación de conocimiento: Brindar información a los agricultores constantemente es una de las formas de dar valor agregado como industria.

Impulsar la digitalización: La digitalización del agro es una necesidad que se ha visto exacerbada por la nueva normalidad del COVID-19. De esta manera, las compañías han optado por crear aplicaciones móviles sin necesidad de acceso a internet para poner a disposición de los agricultores con el propósito de brindar conocimiento e información sobre soluciones, tratamientos y equipos técnicos que permitan prevenir y tener un control efectivo de enfermedades, plagas y malezas, optimizando así sus procesos de producción y facilitando su trabajo en el día a día.

Acompañamiento en el territorio: Si bien en el último año realizar visitas presenciales a los agricultores ha sido difícil ante las restricciones, mantener el trabajo de campo es clave para el crecimiento del agricultor y para mejorar sus relaciones con el resto de la cadena de valor.

Fomentar espacios de mercado justos: Al ser todavía el eslabón de la cadena de producción que menos ingresos recibe por su trabajo, aun cuando generan un alto valor agregado, existe la necesidad de apoyar la creación de entornos de mercado más amigables para los pequeños productores.

Bajo la creación de modelos más cercanos y directos a los consumidores se podrá ofrecer precios justos y transparentes que mejoren su calidad de vida y remuneren adecuadamente su trabajo y sus inversiones, sin intervención de otros actores.

Es necesario lograr que en las próximas décadas el sistema de producción agrícola sea más eficiente y reduzca su impacto ambiental; esta tarea debe ser un trabajo conjunto entre productores, el gobierno y las compañías de la cadena de suministros.

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