Colaboradores invisibles, pero vitales, en la crisis del coronavirus

El transporte privado está limitado en muchos lugares, la disminución del tráfico en las calles es notable. Sin embargo, no se puede prescindir de la movilidad por completo: Los agricultores tienen que trabajar el campo, de los camiones depende el suministro de los supermercados y las ambulancias deben estar listas para entrar en servicio. «A la larga, esto solo se puede lograr con aceites de motor y aditivos», afirma Ernst Prost, director gerente del especialista alemán en aceites LIQUI MOLY.

Para que los camiones puedan repartir los productos alimenticios, necesitan en primer lugar combustible, eso es obvio. Pero a medio plazo también necesitan aceite de motor para reponer o para cambiar. Si la cantidad de aceite es insuficiente o no se realiza el cambio de aceite cuando toca, el desgaste se convierte en una gran amenaza. Así, la vida útil del motor se acorta y pueden producirse daños irreparables en el motor. Entonces, el camión de los productos alimenticios se tiene que parar y ya no llega al supermercado. Es muy parecido con los aditivos, que aumentan la fiabilidad del motor, le protegen de posibles complicaciones y alargan su vida útil.

«Nada de eso se necesita hoy urgentemente. Pero en poco tiempo habría problemas, si desaparecieran. Claro que se aguantan dos días sin comer. Pero luego se va complicando la situación. El aceite de motor es un colaborador invisible, pero vital en estos tiempos tan difíciles. Nuestra empresa no está en primera fila en la lucha contra la pandemia. Allí se necesitan otras especialidades. Pero nosotros realizamos las tareas que nos tocan para que la vida siga su curso», en palabras de Ernst Prost.

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