
Bienestar: La meta más repetida del vision board y la que menos se cumple
A fin de año, el vision board vuelve a ocupar mesas, pantallas y cuadernos. Mirar lo que no salió, lo que quedó a medias, lo que se vuelve a escribir con la esperanza de hacerlo distinto.
Más que un ejercicio de ilusión muchas veces es un balance silencioso. Una forma de ordenar deseos después de revisar el año que termina.
Entre viajes, proyectos laborales y objetivos financieros, hay una palabra que aparece casi sin excepción: bienestar. A veces escrita en grande, otras graficada en imágenes de movimiento, calma o comida saludable. Está ahí, ocupa un lugar central, pero rara vez es una idea clara de cómo llevarla a la práctica.
El problema no suele ser la falta de intención, sino la dificultad para traducir ese deseo en acciones concretas. El bienestar se anota, se visualiza, se posterga. Y en ese recorrido, queda muchas veces reducido a una palabra que suena bien, pero no siempre se ejecuta.
Desde la mirada de Sergio Pérez, coach y jefe del departamento técnico de Smart Fit, el primer paso no es exigirse más ni plantear cambios drásticos, sino ordenar qué significa bienestar para cada persona antes de intentar cumplirlo. Para eso, propone detenerse y hacerse algunas preguntas que ayuden a que el vision board no quede solo en papel:
¿Qué quiero mejorar realmente de cómo me siento hoy? Puede ser tener más energía, sentirse más fuerte, manejar mejor el estrés o simplemente moverse con menos molestias. Nombrar esa sensación permite dejar de hablar de bienestar en general y empezar a pensar en salud real.
¿Qué cambios estoy dispuesto a sostener en mi día a día? Para algunas personas, puede ser animarse a empezar en el gimnasio, para otras, revisar la forma en que comen o incorporar el ejercicio como una herramienta para cuidar la salud mental. No se trata de hacerlo todo, sino de elegir por dónde empezar.
¿Qué hábito concreto puedo iniciar ahora, sin esperar el momento ideal? Moverse dos o tres veces por semana, trabajar la fuerza de manera progresiva o dedicar tiempo a la meditación como espacio personal son decisiones pequeñas que, con constancia, generan impacto.
¿Desde dónde quiero construir este objetivo: desde la exigencia o desde el cuidado? El bienestar deja de ser una obligación cuando se entiende como una herramienta de autocuidado. No es castigo ni corrección, es una manera de cuidar expresar el amor propio y cultivar hábitos.
Con esas respuestas más claras, el área de bienestar del vision board deja de ser una idea difusa y puede convertirse en un recordatorio cotidiano. No frases aspiracionales vacías, sino mensajes que conecten con la acción. Algunas que pueden ayudar a completar ese espacio son:
- Mi cuerpo está saludable
- Mi fuerza empieza con mi cuidado personal
- Me ejercito porque me quiero
- Conecto con mi cuerpo para sentirme mejor
- Soy más fuerte que mis excusas
Al final, el objetivo es colocar la palabra bienestar en el vision board y aprender a completarla con decisiones posibles. Porque solo cuando esa intención se convierte en decisión, el tablero deja de ser una imagen y empieza a transformarse en una práctica real. Contar con espacios accesibles y acompañamiento profesional, como los que ofrece Smart Fit, puede ser un primer paso para convertir esas metas de movimiento en hábitos sostenibles a lo largo del año.



