Bebés prematuros y secuelas

Cada vez la tasa de sobrevida de los bebés prematuros es más alta debido al buen cuidado de las unidades de neonatología, manejo médico y a la tecnología existente. Sin embargo, es importante visibilizar las posibles secuelas neurológicas que pueden sufrir debido a la inmadurez de sus órganos, refiere la doctora Pamela Muñoz, neuróloga pediatra de la Clínica Ricardo Palma.

Según los últimos registros del Ministerio de Salud, de enero a octubre del 2022 se reportaron 27,383 nacimientos prematuros, lo que representa el 6.89% del total de nacidos vivos en nuestro país. Como se sabe, cuando un bebé nace antes de tiempo tiene mayor riesgo de sufrir múltiples consecuencias, desde dificultades respiratorias hasta discapacidades motrices.

Se dice que un bebé es prematuro cuando nace antes de las 37 semanas de embarazo. No obstante, los prematuros pueden dividirse en subcategorías en función a la edad gestacional. Por ejemplo, tardío (de 32 a 37 semanas), moderado (de 31 a 33.5 semanas), severo (de 28 a 30.5 semanas) y extremo (menor a 28 semanas). Estos últimos pesan menos 1,500 gramos y tienen entre 5 y 10% de posibilidades de sufrir un trastorno de neurodesarrollo.

«Si el neonato pesa menos de 1000 gramos el riesgo se incrementa a 20 %; y si es inferior a 800 gramos, se eleva hasta 40%», advierte la doctora tras explicar que cuando un prematuro nace su cerebro se encuentra en una fase de desarrollo llamada organización. En esta etapa las diferentes neuronas hacen conexiones o sinapsis, por lo que todas las conexiones de sus mecanismos pueden producirse en forma inadecuada, ocasionando una serie de problemas.

Posibles secuelas

En este contexto, el pequeño tiene mayor riesgo de alteraciones motoras por lesiones en las conexiones de las neuronas en circuitos motores relacionados con el control de movimiento. Lo que puede ocasionar parálisis cerebral infantil, retraso motor, hipertonía (músculos rígidos o tiesos) e hipotonía (flacidez).

Sin embargo, estas no son las únicas secuelas que puede tener un prematuro, también puede presentar retraso y dificultades del lenguaje, problemas conductuales de comportamiento y atención, alteraciones en la memoria, déficit cognitivo (discapacidad intelectual), déficit de atención e hiperactividad, autismo, trastornos de ansiedad y otros problemas emocionales y psiquiátricos.

Todo padre de un bebé prematuro debe ser informado de que su hijo tiene un alto riesgo neurológico y mayor posibilidad de presentar alguna diferencia en su neurodesarrollo, por lo que deben estimularlo con regularidad y consultar con su pediatra sobre cualquier duda que tengan. Además, deben llevar al niño a controles con un neuropediatra para detectar cualquier alteración durante su crecimiento. Se aconseja llevarlo a los 3, 6, 12 y 24 meses y luego a los 5 y 7 años.

Para evitar partos prematuros se recomienda ir los chequeos mensuales de embarazo, controlar enfermedades de fondo (diabetes, hipertensión, afección reumatológicas, entre otras), gestación antes de los 36 años, dejar de fumar y adquirir un estilo de vida saludable.

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