Ciberdelincuencia juvenil: Evita que tomen el camino equivocado

Cuando se habla de la ciberdelincuencia y los niños, suele ser en el contexto de proteger a los más pequeños de los peligros online. Por ejemplo, asegurarse de que sus dispositivos cuenten con un software de control parental adecuado, de modo que no puedan acceder a contenido peligroso o inapropiado. O comprobar que tengan instalado un antimalware y que la privacidad esté configurada correctamente. ¿Pero qué pasa cuando el niño es el que resulta ser el malo?

ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, desde su iniciativa Digipadres, que busca acompañar padres y docentes en el cuidado de los niños en Internet, analizan este fenómeno y acercan consejos para acompañar a los más pequeños en estos casos.

Esta situación se presenta de una forma más común de lo que se cree, entre otras cosas porque, a una edad temprana muchos niños aún no se dan cuenta de que sus actividades de sombrero negro son ilegales (en comparación con las de sombrero blanco, también conocidas como hacking ético).

Por ejemplo, la alumna londinense Betsy Davies tenía solo siete años cuando demostró cómo hackear la computadora portátil de un desconocido a través de una red Wi-Fi pública no segura en solo 10 minutos. Esto lo logró al buscar una guía en Internet. En ese momento se encontraron alrededor de 14.000 tutoriales de video solamente en YouTube.

Los hackers de edad escolar son cada vez más numerosos, a medida que las herramientas y técnicas para cometer delitos cibernéticos se abaratan y son más accesibles. La Agencia Nacional del Crimen (NCA) del Reino Unido informó que los datos de su Unidad Nacional de Cibercrimen (NCCU) mostraron un aumento del 107% en los informes policiales de 2019 a 2020 de estudiantes que desplegaron ataques de DDoS (Ataque distribuido de denegación de servicio). La edad media de las derivaciones al equipo Prevent de la NCCU es, al parecer, de 15 años, y un reciente informe de la NCA reveló que se descubrieron niños de tan solo nueve años lanzando ataques de DDoS, aunque no se limitan a este tipo de ataque.

¿Cuáles son las señales de alarma?

Desde ESET mencionan que es importante mantenerse alertas ante cualquier cambio en el comportamiento. Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Michigan (MSU) puso de manifiesto algunos de los rasgos clave asociados a la ciberdelincuencia juvenil. Entre ellos se destacan:

– Bajo autocontrol.
– Relacionarse con pares; es decir, conocer a otros menores que también hackean.
– Tiempo dedicado a ver la televisión o a jugar con la computadora.
– Oportunidad; es decir, tener su propia computadora en una habitación privada, con una mínima supervisión de los padres.
– Acceso a un teléfono móvil desde una edad temprana.
– Participación en la piratería digital.

Contar con un software de control parental en los dispositivos de los más pequeños ayuda a detectar las primeras señales de advertencia del hacking juvenil, como los intentos de acceder a sitios específicos de ciberdelincuencia, foros de hacking y otras zonas turbias de Internet. Pero si se alcanzó un nivel elevado de conocimientos tecnológicos, es probable que puedan ser capaces de ocultar cualquier actividad.

Desde ESET recomiendan que si se detecta un comportamiento de este tipo se busque una alternativa positiva para sus habilidades. Hay programas de ciberseguridad para estudiantes en edad escolar con el fin de poner a prueba, perfeccionar y desarrollar sus habilidades. También hay concursos de hacking en los que todos los participantes pueden poner a prueba sus habilidades frente a los mejores del mundo, con la posibilidad de mostrar su talento. Pero lo más importante es mantener las líneas de comunicación abiertas, interesarse por los pasatiempos de los más pequeños. En caso de tener una preocupación sobre su comportamiento se recomienda recordarles cuáles son los riesgos y alentarlos a buscar oportunidades más positivas para sus intereses.

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