Cristina Luna presenta Cuentos del abuelo para no dormir

En octubre, el mes central para los amantes del terror, la escritora, emprendedora y madre de un preadolescente, Cristina Luna, presenta su libro Cuentos del abuelo para no dormir, de la editorial Casa Tomada. Un compendio de historias terroríficas contadas a modo de cuento por el abuelo de la autora, cuando pasaba los veranos en la calurosa Catacaos (Piura) de los años 80, que transportan al lector por imaginario místico del norte costeño del Perú. Disponible ya en las librerías El Virrey de Miraflores, SUR, Contracultura, Ciudad Librera, Estruendomudo y Circulodelectores.pe.

Cristina Luna, juega con el tema del terror. Lo tradicional es que la abuela o el abuelo sean quienes se acerquen al pie de la cama de los nietos para contar un hermoso cuento para dormir. Pero ¿qué pasa si a tu abuelo le gusta contar espeluznantes historias de terror?

Cuentos del abuelo para no dormir, narra esas historias de don Manuel, abuelo de la autora, que les contaba a sus hermanas y a ella cuando pasaban los veranos en la casona de Catacaos, Piura. Aquella ciudad pequeña, cercada por el desierto, los algarrobos, zonas de cultivo y rica en leyendas populares que permiten comprender la idiosincrasia e imaginario de sus habitantes.

Cuentos del abuelo para no dormir, es la primera entrega literaria de horror de la escritora Cristina Luna Del Pozo, cuya primera edición del libro mantiene dos líneas narrativas en paralelo. Una compuesta por 7 cuentos de terror: La llorona, El perro de Lucifer, Los duendes de la higuera, La María Dominga, El ahorcado, La peste y La dama de blanco de los Santos Inocentes. Aquellas historias terroríficas que han ido pasando de generación en generación contadas a través del personaje de Manuel, el abuelo de la autora, que reúne componentes de leyendas populares del norte del Perú y que al final albergan una enseñanza para el niño que las escucha. Asimismo, incluye ilustraciones que acompañan cada uno de los relatos buscando alimentar la imaginación de los lectores.

La segunda línea narrativa, está compuesta por las memorias de la autora de esos veranos, entre 1980 y 1991. En aquella casona donde el jardín, la huerta, y los demás personajes retratan al lector la nostalgia de la infancia, la importancia de la familia y, sobre todo, cómo un abuelo amoroso por sus tres nietas, luego de haber criado solo hijos, logra crear recuerdos para toda la vida gracias a esas historias.

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