Un año del Programa CO2 de Audi

La consistente electrificación de la gama significa que una gran parte de las emisiones de CO2 ya no se tienen en cuenta en los sistemas de escape de los automóviles, sino en la cadena de suministro y en los procesos de producción ascendentes. Por ello, Audi, junto a sus proveedores, desarrolla medidas para reducir las emisiones de CO2 en esta fase. El Programa de CO2 se centra especialmente en los materiales de alto consumo energético utilizados en la producción, como el aluminio, el acero y los componentes necesarios para fabricar las baterías.

A lo largo de 30 seminarios realizados con proveedores, se han desarrollado hasta el momento 50 medidas con el potencial de reducir las emisiones de CO2 en 1,2 toneladas por vehículo.

Existe un potencial específico de reducción de CO2 en los ciclos cerrados de los materiales, con el aumento progresivo de la utilización de materiales secundarios, el empleo de materiales reciclados en componentes plásticos y el uso de electricidad verde. Para el futuro, Audi tiene la intención de acordar con sus proveedores la aplicación de estas medidas, que deberán ser plenamente efectivas en el año 2025.

El uso de la energía verde ha sido un elemento fundamental en los acuerdos de los proveedores con los fabricantes de celdas de baterías de alto voltaje desde 2018. La empresa estudia la eficacia de estas medidas sobre la base del análisis del ciclo de vida y las certifica por terceros independientes.

Audi tiene previsto realizar más seminarios el próximo año para identificar un potencial adicional. El programa completo incluye sub-proveedores, así como proveedores directos.

Como primer paso, Audi se ha centrado en el aluminio, ya que la producción de este material consume mucha energía. Audi ha lanzado varias innovaciones para avanzar en este sentido.

La marca de los cuatro aros introdujo en 2017 en su planta de Neckarsulm el denominado circuito cerrado de aluminio. Los sobrantes de chapa de aluminio generados en la planta de prensado se devuelven directamente al proveedor, donde se preparan y reprocesan. Gracias a la reutilización de este aluminio en el proceso de producción, la marca ha reducido las emisiones de CO2 en unas 90.000 toneladas sólo en 2018. En el futuro, Audi extenderá el circuito cerrado de aluminio a otras fábricas.

Con vistas a un uso económico de los recursos, Audi también estudia la posibilidad de aumentar la proporción de componentes fabricados con aluminio secundario. Además, la empresa sensibiliza a sus proveedores directos sobre el uso de energía renovable en la producción de componentes, también a nivel de los sub-proveedores.

Audi exige a sus proveedores de celdas de batería que utilicen electricidad verde en la producción. Este requisito es un componente indispensable y vinculante para todos los pedidos nuevos relacionados con el suministro de celdas de batería de alta tensión. Antes de llevar a cabo la fabricación de un pedido, los proveedores deben presentar un concepto de energía ecológica adecuado.

La marca de los cuatro aros tiene la intención de contribuir a la consecución de los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. La compañía persigue la ambiciosa visión autoimpuesta de conseguir un balance neutro de emisiones de CO2 para el año 2050.

Para ello, la labor de Audi comienza desde el inicio de la cadena de valor, pasando por los 30 seminarios con los distintos proveedores, que desde 2018 han identificado un total de 50 medidas con un potencial de reducción de 1,2 toneladas de CO2 por vehículo.

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