¿Cómo preparar el auto para la climatología adversa?
Durante las últimas semanas, España se ha visto azotada por una climatología adversa que ha sumido a numerosos municipios en una difícil situación. Las heladas y la nieve no solo han complicado e interrumpido la movilidad, sino que han causado daños en vehículos y viviendas, cortado calles y un largo etcétera de inconvenientes a los que ahora habrá que sumar uno más: la lluvia.
Y es que a partir de mañana una borrasca subirá las temperaturas, sí, pero también traerá lluvia con fuertes rachas de viento a toda la península. El comparador Acierto.com ofrece algunos consejos para enfrentarse a toda esta problemática y analiza cuáles son las averías más frecuentes en invierno.
A pesar de las dificultades de movilidad, son muchos los ciudadanos que volverán a coger el coche tras el parón de la semana pasada. Hacerlo correctamente será fundamental para evitar accidentes. Porque según las cifras que maneja el comparador, durante el invierno es cuando se producen el 30% de los heridos y fallecidos por accidente de tráfico de todo el año. Algo en lo que efectivamente intervienen las condiciones climáticas como las que estamos experimentando, y también la reducción de las horas de luz.
Por ejemplo, conducir con lluvia eleva las posibilidades de sufrir un percance en la carretera hasta un 70%. Y es que no solo se altera la visibilidad, sino que reduce la adherencia de las ruedas sobre el asfalto y aumenta la distancia de frenado un 40%.
En cuanto al viento, se queda con el 5% de los accidentes, y la niebla el 4%. Ahora bien, existen coches con más riesgo que otros de sufrir un siniestro: los más oscuros.
Para que nos hagamos una idea, por la mañana un coche blanco puede ser atisbado a 160 metros, mientras que uno negro lo veremos cuando estemos a 70 metros.
La falta de mantenimiento del vehículo, la edad del parque automovilístico español y la ausencia de previsión de los conductores, solo 1 de cada 4 conductores realiza un buen mantenimiento de su vehículo, son otros elementos de riesgo. Y precisamente es a estos factores a los que podemos prestar atención después de los hechos acaecidos durante los últimos días.
Poner en marcha el coche tras las nevadas
El primer punto tiene que ver con la retirada de la nieve, que no solo afecta a la visibilidad, sino también al comportamiento aerodinámico del coche, especialmente si se acumula en el techo, y que dispara el riesgo de provocar un accidente, imaginemos que un trozo de nieve o hielo cae a la carretera mientras circulamos a cierta velocidad. Para quitarla no es recomendable utilizar agua caliente: los cambios de temperatura podrían hacer estallar los cristales. Mejor utilizar una pala, una rasqueta o similares.
Y para entrar en el automóvil sin dañar la cerradura, podemos calentar la llave con un mechero. Es importante no tener prisa y hacer acopio de paciencia.
Revisar el estado de determinados componentes también será fundamental: el frío acelera el deterioro de los elementos de goma como los neumáticos, que pierden presión, y los manguitos, cuya rigidez aumenta. Lo mismo ocurre con los líquidos: el depósito del limpiaparabrisas puede congelarse y las asistencias por problemas con el líquido refrigerante aumentan durante este periodo del año.
No podemos olvidar el sistema eléctrico: las opciones de que falle aumentan casi un 30%. También son frecuentes los fallos del motor y la calefacción (el motor podría dañarse por falta de lubricación si el aceite, el líquido de dirección y demás no alcanza determinada temperatura). La avería estrella, sin embargo, tiene que ver con la batería, protagonista de 1 de cada 5 asistencias en carretera del seguro. Un truco para evitar que sufra es colocar un trapo caliente encima durante unos minutos antes de arrancar.
Respecto a esta última acción, es conveniente hacerlo sin acelerar y soltando el embrague suavemente. También es recomendable accionar el contacto dos o tres veces si el coche es diésel y esperar a que se apague el testigo del sistema de precalentamiento; así como dejar margen para que el coche coja la temperatura necesaria. Podemos mantener el motor al ralentí unos minutos y recorrer los primeros metros con las mínimas revoluciones.
Por otra parte, en numerosas ciudades españolas continúan los trabajos de limpieza y el uso de la sal para eliminar la nieve. Una sal imprescindible pero que también puede dañar nuestro vehículo. Lo más recomendable es no dejar pasar más de cinco días para eliminarla (usando productos neutros y sin frotar para no rayar la carrocería), e intentar colocar una funda para proteger el coche si todavía vamos a tenerlo aparcado durante un tiempo. La cera también puede ayudar a conservar la pintura mejor ya que reduce los efectos de la sal y repele mejor el agua.
¡Cómo y qué reclamar al seguro?
Y ¿Cómo lo hacemos en caso de que nuestro coche haya sido dañado como consecuencia de la nieve? ¿Es posible recurrir al seguro? En este caso, y tal y como apunta Acierto.com, dependerá de la póliza que tengamos contratada y de la aseguradora. Por ejemplo, si tenemos un seguro a todo riesgo, la cosa se simplifica pues, en la mayoría de casos estaremos cubiertos (Mapfre, Generali son algunos ejemplos de aseguradoras que sí responden con este tipo de seguro).
Por ejemplo, un percance que puede haber ocurrido es que el coche haya sufrido la caída de una rama y que se le haya roto la luna. Si tenemos un seguro a todo riesgo, estaremos cubiertos por norma general. Otra posibilidad es que contemos con un seguro a terceros con una cobertura de lunas.
En este caso la aseguradora se hará cargo, pero será el titular del árbol (siempre y cuando se demuestre que estaba en mal estado o una negligencia) quien deba sufragar el resto de daños de la chapa. Asimismo, hay que tener en cuenta que si se demuestra que la caída fue por un fuerte viento, esto se consideraría fuerza mayor y tampoco se haría cargo.
El Consorcio de compensación de seguros, en principio, no se hará cargo de estos daños, pues no considera a la nieve como un riesgo extraordinario. No ocurre lo mismo con las riadas e inundaciones que podrían darse esta semana como consecuencia del deshielo y las lluvias.
Asimismo, es conveniente saber que tampoco influye en la cobertura de los seguros que se declare zona catastrófica. Esto solo supondrá ayudas públicas, pero no afecta a la indemnización que corresponda a través de la aseguradora ni a la del Consorcio.
En cualquier caso, es recomendable revisar cómo nos asiste nuestro seguro de coche en caso de necesitarlo. Comprobar que la asistencia en viaje es efectiva desde el kilómetro cero, por ejemplo, será fundamental. Así como verificar si contamos con un vehículo de sustitución.
¿Cómo circular después de las heladas y con lluvia?
Para acabar, Acierto.com recaba algunos consejos para circular estos días: para empezar, aumentaremos la precaución y la prudencia tanto con hielo como con lluvia.
En ambos casos la adherencia se reduce y aumenta el riesgo de sufrir aquaplaning. Reducir la velocidad, evitar los movimientos bruscos al volante, aumentar la distancia de seguridad. frenar con suavidad y centrar la atención en la carretera son algunas recomendaciones.
También conviene circular con marchas largas para que las ruedas patinen menos, y evitar los adelantamientos: el comportamiento del coche puede ser imprevisible así que deberíamos valorar esta maniobra. Y encender las luces de posición y cruce.
Es importante no perder de vista la señalización horizontal, la pintura blanca que demarca los límites de la carretera. Evitaremos pisarlas o acelerar cuando estemos sobre ellas. Son zonas delicadas.
Otro truco bastante extendido para evitar que los cristales se empañen (pero no por ello menos efectivo) consiste en frotar con una patata el cristal, formando una película repelente anti-humedad.
Y si todavía hay nieve, utilizar las rodaduras de otros vehículos y usar cadenas o neumáticos de invierno es lo más recomendable.