Astronauta conduce por primera vez un auto eléctrico en la Tierra
Charles Duke, el piloto del Módulo Lunar del Apolo 16, se convirtió en la décima persona en pisar la Luna y una de las seis que condujeron el vehículo lunar de reconocimiento (Lunar Roving Vehicle, LRV), uno de más avanzados e innovadores de la historia con propulsión eléctrica. Sin embargo, hasta ahora, no había probado un auto eléctrico en la Tierra. Lo acaba de hacer, al volante de un Porsche Taycan, en el aniversario número 50 de los primeros alunizajes del LRV.
El general Charles Duke es uno de los doce hombres que han caminado sobre la Luna. Hoy en día, el ex astronauta de 85 años y oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, mantiene su porte distinguido y su cálido acento sureño. Duke fue una figura fundamental en el programa Apolo de la NASA, la voz que anunció el instante en que Armstrong y el Eagle hicieron el primer alunizaje, hazaña que él mismo repitió menos de tres años después.
Cuando Duke descendió del módulo lunar Orión al punto de aterrizaje en la llanura de Cayley se convirtió en la décima persona en pisar la Luna. Él y su compañero James Young pasarían más de 70 horas en la superficie lunar durante las que realizaron numerosas misiones de investigación y una amplia evaluación del vehículo lunar de reconocimiento LRV.
En julio de 2021 se cumplirán 50 años desde que el primer LRV fue a la Luna, la misión de Duke fue la segunda salida de su tipo. A principios de la década de 1970 el LRV era una pieza radical de tecnología en sí misma, desarrollada en solo 17 meses y con un peso de solo 210 kilogramos.
A pesar de su rápido desarrollo y de ese minúsculo peso, el LRV debía ser absolutamente resistente y fiable. Para hacer más difícil la ingeniería, también tenía que caber y acompañar a los astronautas en su minúsculo módulo de mando. El programa de cohetes Saturno V era demasiado costoso para realizar lanzamientos adicionales para transportar el equipo.
El LRV en la Luna
Con tres metros de longitud, el LRV utilizaba un chasis tubular de aluminio al que fue acoplada una suspensión delantera y trasera de doble triángulo con barras de torsión, que proporcionaba una generosa distancia al suelo de 360 milímetros cuando estaba completamente cargado.
Esas ruedas de alambre de titanio, trenzado en un diseño de espigas, eran impulsadas independientemente por cuatro motores eléctricos de 0,25 CV y controladas por un joystick en lugar de un volante convencional.
En total, Duke y Young recorrieron más de 26 kilómetros en su LRV, hasta una distancia de cuatro kilómetros y medio del módulo lunar y sumaron cerca de tres horas y media de viaje. Pero eso no fue nada para el extraordinario y pequeño vehículo.
Duke y el Taycan Turbo S
A pesar de conducir uno de los vehículos más avanzados e innovadores de la historia de la humanidad, Duke nunca había manejado un auto eléctrico hasta que Porsche le sugirió que probara el Taycan para dar una breve vuelta por un pequeño aeropuerto cerca de Austin (Texas). Para Porsche fue un honor escuchar las primeras impresiones de un nuevo entorno tecnológico de un hombre acostumbrado a trabajar en los límites de lo posible.
Los tres LRVs quedaron en la superficie lunar donde permanecen hasta hoy, pioneros de su época, todavía acumulando polvo lunar medio siglo después. Pero el mundo de abajo sigue girando. La valentía y ambición de Duke y sus compañeros sigue siendo una inspiración mientras continuamos desafiando los límites de la movilidad. Pequeños pasos, grandes saltos.