Nuevos retos para la enseñanza en tiempos de COVID-19

Desde el inicio de la pandemia, cada vez más especialistas y estudiantes de las ciencias de la salud, la vida y la educación se toparon con el reto de superar lo que significa enfrentar a un contexto nuevo como el COVID-19. En este panorama de vulnerabilidad social exacerbada, resulta esencial incentivar y promover la investigación científica en los estudiantes, teniendo en cuenta dos aspectos fundamentales: el rigor científico y el valor social.

Con ello, tenemos asegurada no solo la calidad de los resultados recogidos, sino también, una demostración de un profesional con conducta ética responsable y con una visión crítica para una mejor sociedad.

En este marco, las investigaciones se han posicionado en el primer plano de la atención, basado en el éxito de sus resultados obtenidos a lo largo del tiempo para solucionar diversas problemáticas sociales y de salud. Por ello, la Dra. Olga Bardales, vicedecana de la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), señala cinco razones por las que se debería impulsar la investigación científica en la formación académica de los estudiantes universitarios.

1. Sensibiliza a los estudiantes frente a su realidad social. Iniciar una investigación requiere mirar alrededor y reflexionar sobre los problemas sociales de la que son parte los estudiantes, lo que posibilita un involucramiento y empatía con su entorno y con el otro diferente, lo que favorece su formación ética y responsabilidad social.

2. Busca soluciones a problemas del día a día. Las investigaciones científicas buscan la solución a problemas desde un ángulo profesional de profunda indagación. Así, a través de la propuesta curricular de investigación formativa y la experiencia de interacción con los centros de prácticas fortalecen las capacidades investigativas y de aprendizaje.

3. Aporta valores de organización y trabajo en equipo en los estudiantes. Cuando uno empieza una investigación científica, actualmente se alienta el trabajo grupal, esto en la medida que se requiere el diálogo con diversos referentes, así como, aprendizaje del otro investigador en la aventura del trabajo colaborativo. Esto lo vemos durante todo el proceso de investigación, el mismo que aporta valores como la responsabilidad, el compromiso, la autonomía y la organización a los futuros profesionales. Estos pilares formarán parte del estudiante al concluir la carrera.

4. Agiliza los procesos de enseñanza. Para el docente y el alumno, el proceso de la investigación científica resulta, en la mayoría de las veces, una oportunidad de nuevas enseñanzas. Durante la realización de la investigación, el estudiante atraviesa obstáculos y retos que superará, si decide concluir el trabajo. Estos aprendizajes servirán luego para que el docente agilice de cierta forma el proceso de enseñanza y educación al futuro profesional.

5. Refuerza la ética de los futuros profesionales. La ética es inherente a toda actividad humana, y no es una excepción para la práctica investigativa. La violación de la ética se traduce en el no respeto a los derechos fundamentales de los participantes, exponiéndolos a riesgos innecesarios durante el desarrollo de las investigaciones. Considerar y practicar la ética en las investigaciones implica el respeto a la autonomía, la beneficencia, el no daño y la justicia, así como, aporta en valores y enseñanzas al futuro profesional, como el respeto a la vida y a los derechos de las personas.

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