Propuestas para ampliar la oferta educativa en jóvenes peruanos

Según la UNESCO (2019), 33% de la población juvenil peruana accede a educación superior, cifra inferior en comparación a Colombia (51%), Chile (87%) y en general a la región, que tiene un promedio de 47%. Esta situación podría agravarse considerando que según FIPES, más de 500 mil estudiantes abandonarían los estudios de educación superior al finalizar el 2020, producto del COVID-19, y que, según la SUNEDU, 204 mil jóvenes ven en riesgo su continuidad debido a la denegación del licenciamiento a sus universidades.

Esta problemática fue abordada en el último conversatorio realizado por la Comisión de Aprendizaje en los Jóvenes de la Comunidad de Líderes de Educación de IPAE Asociación Empresarial, en el cual brindaron propuestas para ampliar y flexibilizar la oferta educativa a fin de adecuarla a las necesidades de los jóvenes y a las demandas del mercado laboral.

En primer lugar, se presentaron propuestas para los jóvenes que cursan los últimos años de secundaria, que se enfocaron en:

1) Fortalecer el proceso de orientación vocacional, mediante la promoción de observatorios para darle a los jóvenes información para una toma de decisiones acertada.

2) Desarrollar una oferta específica de formación en habilidades blandas, claves para la vida, como son la autonomía y autorregulación, desde las escuelas y las familias.

3) Promover una formación para el trabajo, que se vincule con las necesidades del mercado laboral, fortaleciendo los vínculos con la educación técnica y técnico productiva.

4) Promover alianzas entre colegios e instituciones de educación superior, que ofrezcan becas a los jóvenes con talento e interés de seguir otros cursos de extensión desde el colegio, y una vez terminada la educación básica, poder convalidar lo estudiado en la institución de educación superior, otorgando la oportunidad de continuar una carrera.

5) Diseñar estrategias que permitan revalorizar la oferta de la educación superior técnica, fortaleciendo también a estas instituciones.

6) Flexibilizar la curricula escolar dejando al menos 20% de cursos libres y electivos en función de los contenidos de mayor interés y utilidad para los alumnos.

Sobre los estudiantes que se encuentran cursando estudios superiores técnicos y universitarios, surgieron las siguientes recomendaciones: 1) Impulsar desde la educación superior una educación con propósito, es decir, que permita desarrollar proyectos de vida para los jóvenes; 2) Promover desde el Estado una regulación más flexible, que permita el acceso y ampliación de la oferta que se requiere actualmente, reivindicando a la educación virtual; 3) Reconocer desde las instituciones de educación superior, la importancia de velar por el bienestar del estudiante, como un aspecto relevante en el marco de su rol formativo atendiendo aspectos como el acoso, la salud mental y el estrés.

De otro lado, según el INEI (2017), 2.9 millones de jóvenes se encuentran trabajando, de los cuales 22% tienen empleo formal y 78% informal. Sin embargo, el empleo juvenil cayó en 44% entre abril y junio del 2020. En ese marco, se dieron las siguientes recomendaciones para que los jóvenes que trabajan puedan continuar aprendiendo: 1) Articular a la empresa privada con las instituciones educativas, permitiendo que las empresas contraten bajo esquemas de horarios flexibles a jóvenes que actualmente estudian, a fin de que puedan combinar trabajo y estudio; 2) Brindar acompañamiento a los jóvenes que están emprendiendo, para que puedan formalizar sus emprendimientos y capacitación, de este modo continúen creando trabajo y ampliando sus empresas; 3) Diseñar mecanismos para poner en valor la certificación de cursos cortos, y 4) Ampliar la oferta educativa y hacerla más accesible requiere mayor flexibilidad de horarios, contenidos y metodologías pertinentes, que se pueden lograr a través de la educación virtual.

Finalmente, sobre los jóvenes NINIS, es decir, los jóvenes que ni estudian ni trabajan, los líderes de la comunidad manifestaron que es importante: 1) Promover mejores evidencias: (i) dado que no existe un solo perfil de NINI, se necesita más investigación sobre diversos segmentos y necesidades para diseñar una propuesta para atender a esta población; 2) Promover mejores transiciones: (i) desde la oferta promover el desarrollo de las habilidades del siglo XXI; (ii) repensar, revalorizar y promover más cursos cortos que desarrollen habilidades con foco en lo tecnológico, socioemocional y digital; (iii) flexibilizar horarios ingresos (las instituciones formativas deben responder a las posibilidades de los estudiantes, más que de los profesores), 3) Promover más colaboración: (i) impulsar una regulación más flexible; (ii) promover las asociaciones público privadas, que identifiquen intervenciones exitosas en este campo, las financien y escalen; (iii) mayor asociación entre escuelas-CETPROS-empresas.

Cabe indicar que según el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (2019), en el Perú 1.4 millones de jóvenes son NINIS, de los cuales 3% ni buscan trabajo a pesar de tener deseos de trabajar, 19% estuvo buscando empleo y no lo encontró y 78% no tiene empleo y no tiene deseos de trabajar. Y según FIPES (2020), al finalizar el 2020, la cifra de NINIS podría ascender a 2 millones.

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