Cómo reconocer si sufres de ansiedad alimenticia

La cuarentena se ha convertido en la excusa perfecta para comer más de lo debido, el estar tiempo completo en el hogar realizando un trabajo, estudiando o simplemente pasando el rato, ha generado un cambio en la rutina de alimentación, convirtiéndola en muchos casos en una inadecuada costumbre.

Según la Nutricionista Bariátrica de la Clínica Avendaño, Marilyn Espantoso, si utilizamos la alimentación para controlar la ansiedad que nos provoca determinadas situaciones sobre las que no tenemos control o donde aparecen emociones negativas y de insatisfacción personal o familiar, podríamos desarrollar un trastorno alimentario.

«Además de la función fisiológica de alimentarse, comemos porque sentimos placer, sobre todo con alimentos que nos resultan atractivos. Sin embargo, no siempre comemos por necesidad fisiológica o placeres como el sabor, olor o incluso la textura de un alimento, algunas veces buscamos experimentar sensaciones que calmen emociones», afirma la especialista.

Si eres de las personas que han estado comiendo en exceso sin saber por qué, debes revisar si este tipo de ingesta se da por ansiedad y si es una ingesta rápida y compulsiva. Cuando ocurren con frecuencia atracones donde se pierde el control y luego existe el arrepentimiento, podríamos estar hablando de un trastorno de la conducta alimentaria. En este caso podría tener un trasfondo psicológico.

La nutricionista Espantoso, explica que normalmente se siente hambre porque la hormona grelina, que es producida por el estómago se eleva ante la necesidad energética, al comer se elevaran los niveles de insulina estimulando el apetito, para que finalmente la hormona leptina, producida por el intestino, se encargue de señalizar la saciedad. Sin embargo, no siempre este proceso funciona bien, generando pérdida de la saciedad, la cual sumada a factores emocionales y ambientales, conducen a la sobre ingesta.

Dentro de los alimentos más reportados como generadores de adicción están: el chocolate, los dulces en general, los bocaditos salados altos en saborizantes artificiales, los quesos y las gaseosas, así sean dietéticas. Por esta razón, es importante consumir alimentos ricos en vitaminas, de origen natural y que no sean procesados como: frutas, verduras, legumbres, cereales, semillas, etc.

No existe una única forma de alimentarnos, lo mejor es individualizar las recomendaciones alimentarias tomando en cuenta la personalidad del paciente. Para las personas estructuradas funciona bien un horario de tres comidas al día, para las que por lo contrario sienten mucha necesidad de comer, es mejor fraccionar en cinco comidas al día, incluso 6; para otras que les es fácil dejar de comer, la dieta tipo intermitente que restringe de 12 a 16 horas la ingesta podría ser la adecuada.

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