El costo metabólico de las fiestas de fin de año

Las celebraciones de fin de año tienen una característica universal: excesos y abundancia: más comida, más alcohol, más encuentros, más estímulos.

Y aunque culturalmente asumimos que es solo por unos días, la ciencia viene mostrando que este breve periodo es suficiente para generar cambios metabólicos mensurables, ganancia de grasa visceral, aumento de peso, lo que contribuye silenciosamente a la ganancia anual.

Un análisis sistemático publicado en Nutrients (2023) revisó 10 investigaciones con más de 4.600 participantes y concluyó que durante las fiestas de fin de año el aumento de peso promedio oscila entre 0,4 y 0,9 kg, una cifra que puede parecer pequeña, pero la evidencia demuestra que gran parte de ese incremento no se revierte en los meses siguientes.

Un reciente estudio prospectivo publicado en Journal of Clinical Medicine (2025) midió peso y composición corporal antes y después de las vacaciones, revelando un aumento de 1,15 kg, incluyendo un alza significativa en la grasa visceral, la más vinculada a riesgos cardiometabólicos.

No todas las personas responden igual: el rol de los fenotipos de obesidad

Las fiestas y celebraciones representan desafíos distintos para cada persona. El estudio de Acosta et al. publicado en Obesity Journal el 2021, identifica cuatro fenotipos biológicos y conductuales que explican la heterogeneidad de la obesidad y permiten comprender mejor por qué ciertos estímulos alimentarios afectan más a unas personas que a otras.

1. Cerebro hambriento: Personas que requieren muchas más calorías para sentirse saciadas. En el estudio, consumieron 62% más calorías antes de alcanzar saciedad. Durante las fiestas cuando la oferta de comida es abundante, este grupo es especialmente vulnerable.

2. Hambre emocional: Aquellos que comen por recompensa o estados anímicos. Presentan 2,8 veces más síntomas de ansiedad que el resto. Las fiestas, con su carga emocional, pueden amplificar la ingesta.

3. Intestino hambriento: Su vaciamiento gástrico es 31% más rápido, por lo que vuelven a sentir hambre poco después de comer. En celebraciones con comidas fragmentadas y picoteos constantes.

4. Combustión lenta: Personas con 12% menos gasto energético en reposo, menor masa muscular y menor actividad física. En un periodo festivo con sedentarismo aumentado, este fenotipo acumula peso.

Estrategias para abordar los desafíos del alto consumo calórico

Los expertos consideran que una de las formas más efectivas de reducir el impacto calórico durante las celebraciones es prestar atención a las calorías ocultas, que pueden aportar hasta un tercio de las calorías adicionales consumidas en estas fechas.

"Muchas de las calorías que consumimos no vienen del plato, sino del vaso. Las bebidas alcohólicas y azucaradas pueden sumar cientos de calorías sin que la persona lo note", señala Rafael Martinez, Director Médico de Adium Perú. "Estrategias simples como elegir bebidas con bajo nivel de alcohol, preparaciones sin azúcar e hidratarse antes de comer han demostrado ser útiles para disminuir la ingesta total en contextos festivos", agrega el doctor. Otros estudios señalan que el alcohol afecta a nivel cerebral y hormonal la modulación del apetito, incentivando la alta ingesta de calorías.

Por eso, en el contexto de las fiestas, y más aún en América Latina, donde la prevalencia de obesidad sigue creciendo, es vital promover un enfoque médico y basado en evidencia respecto de la obesidad y el sobrepeso, lejos del juicio moral, motivando la búsqueda de ayuda profesional que oriente adecuadamente sobre tratamientos seguros y efectivos, que permitan abordar el desafío de la pérdida de peso como un problema de salud real.

Desde Adium buscamos promover conversaciones honestas sobre estos riesgos y es a través de nuestra campaña Hablar te quita un Peso de encima que, abordamos la obesidad como una enfermedad y la importancia de la salud metabólica, con evidencia como el primer paso para tomar decisiones seguras.

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