
Más de 12 millones de peruanos conviven con riesgo eléctrico
Mientras millones de peruanos se preparan para celebrar la Navidad, una amenaza silenciosa se esconde en las paredes de las viviendas construidas progresivamente que, empujadas por la necesidad de contar con un techo para vivir, utilizan cables, enchufes y dispositivos eléctricos falsificados, ilegales y bajos estándares, que al conectarse a las luces y adornos navideños constituyen un riesgo eléctrico latente que provoca incendios.
Según estudios de Hábitat para la Humanidad, en el Perú más del 70% de las viviendas urbanas se construyen de manera progresiva e informal, el 70% de ellas sin asistencia ni financiamiento adecuado, esto significa que 12.8 millones de personas (40% de la población) viven en hogares de calidad incierta y con bajo o nulo valor, expuestos a riesgos de seguridad y salud.
Por otro lado, estudios del Observatorio de Productos Electricos Ilegales nos indican que el 70% de los productos eléctricos que llegan al país son subestándares (no cumplen con las normas técnicas nacionales-internacionales) y/o falsificados (que trasgreden la propiedad intelectual) y 40% afecta directamente a marcas de reconocido prestigio nacional e internacional; y, a esto se añade que, el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú señala que el 70% de los incendios tienen origen eléctrico.
"Vemos que la relación, número de viviendas informales coincide con los incendios por causas eléctricas. Esto significa que miles de familias viven en hogares que no cumplen con los estándares mínimos de seguridad, un peligro que se intensifica en Navidad, debido a sistemas y productos eléctricos informales y precarios", anotó Orlando Ardito, gerente general de la Asociación de Empresas de Productos Eléctricos Internacionales del Perú (EPEI Perú), que lidera Observatorio de Productos Eléctricos Ilegales (OPEI).
Por ejemplo, en Lima, distritos como San Juan de Lurigancho, Villa El Salvador, Comas y San Martín de Porres —donde se concentra la mayor cantidad de viviendas construidas progresivamente—, las familias enfrentan cada Navidad un riesgo latente. "Sabemos que muchos consumidores de productos eléctricos priorizan el precio sobre la seguridad, y que la mayoría adquiere materiales eléctricos en el mercado informal", señaló.
"En diciembre suele registrarse un incremento en el consumo de energía del 15%, adicional a su consumo regular. Si a esto le sumamos el uso de luces y otros adornos de manera sostenida durante largas horas, y considerando que sus instalaciones no están diseñadas para soportar una carga adicional y continua porque se trata de productos falsificados, el riesgo de cortocircuito e incendio se multiplica. Este peligro es aún mayor si tenemos en cuenta que los mercados informales venden cables de materiales distintos al cobre, que es el único material autorizado por nuestra normas y reglamentos, además tomacorrientes, dispositivos de protección y lámparas que no cumplen con los requisitos mínimos de seguridad para el usuario exponiéndolo a riesgo de pérdidas", indicó el experto.
Finalmente, Ardito recomendó a quienes todavía están en un proceso de construcción, usar productos eléctricos de calidad; y para quienes ya lo utilizan, el tomar en cuenta que la instalación eléctrica domiciliaria debe revisarse de manera periódica (cada 5 años según el Código Nacional de Electricidad - Utilización).
Por su parte, la directora regional del Centro Terwilliger de Innovación en Vivienda de Hábitat para la Humanidad, Gema Stratico, enfatizó que las instalaciones eléctricas deben considerarse un componente esencial de toda vivienda, y no un detalle secundario. "Muchas veces esto no es percibido por las familias al iniciar el gran proyecto de vida que representa su vivienda", señaló. Invertir en materiales de calidad y en una instalación segura no solo reduce riesgos, sino que evita costos mayores en el futuro.
"Un ejemplo claro es el proyecto piloto Red Power que venimos implementando junto con EPEI Perú, donde uno de los primeros hallazgos ha sido que, en viviendas prefabricadas de madera con instalaciones eléctricas de calidad, acompañadas de asistencia técnica profesional, no solo se ha logrado disminuir el riesgo de incendios, sino también reducir en más del 30% el consumo de energía eléctrica en los hogares participantes. Este resultado constituye un indicador tangible de impacto frente al cambio climático, al demostrar que la seguridad eléctrica y la eficiencia energética pueden ir de la mano en soluciones accesibles y sostenibles para las familias", recalcó Stratico.



