Tallarín de casa local busca exportar los sabores de Abancay

En Abancay, cada plato de tallarines de casa es más que una receta: es memoria viva. Doña Vissi, una empresa familiar con 19 años en el sector alimentario, representa ese puente entre la herencia de los Andes y la tradición italiana que, hace más de un siglo, encontró en este valle fértil un nuevo hogar.

La historia se remonta a mediados del siglo XX, cuando Mamá Susana, bisabuela de la fundadora Visitación Paniura, emprendió un viaje a pie de cuatro días desde Tamboraccay hasta Abancay. Llegó buscando justicia, pero encontró también un nuevo sabor.

En casa de una familia italiana, de las muchas que se establecieron en el valle entre 1850 y 1950, aprendió el arte de hacer pastas artesanales. De regreso a su comunidad, convirtió ese conocimiento en un acto de amor: cada vez que llegaba un viajero, preparaba tallarines de casa como bienvenida. Así nació una tradición que hoy sigue viva con Doña Vissi.

"Mi abuela siempre decía que los tallarines se amasan con las manos, pero se hacen con el corazón", recuerda Visitación, quien transformó esa enseñanza en un emprendimiento que combina lo mejor de dos mundos: la nutrición de los Andes y la calidez del hogar.

Los productos, tallarines, spaghettis y fetuccinis elaborados con quinua, espinaca o ají, son elaborados con insumos locales, huevos frescos y harinas seleccionadas directamente de pequeños productores de Abancay. No hay procesos industriales, solo manos que repiten los mismos gestos que hace setenta años, manteniendo viva una cadena de saberes y sabores.

Más allá del negocio, la marca representa una forma de resistencia cultural. En tiempos donde lo inmediato y lo masivo predominan, la marca apuesta por la paciencia, la trazabilidad y el respeto al origen. Es también un motor de desarrollo regional, al fortalecer la economía local y poner en valor los productos del campo apurimeño. Hoy, desde su taller en Abancay, el sueño de Visitación mira más lejos: exportar los tallarines de casa para que el mundo conozca los sabores que nacen del corazón de los Andes. Un sabor que, más que venderse, se comparte.

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