
Cómo velar por tu salud mientras atiendes a otros
Cuando pasamos horas, días o años velando por la salud de un ser querido, un adulto mayor o persona con discapacidad, a menudo olvidamos una pregunta crucial: ¿quién cuida de nosotros?
Atender a un familiar enfermo o dependiente puede ser una de las labores más gratificantes, pero también una de las más agotadoras.
"Cuidar a otra persona implica numerosos detonantes de estrés, especialmente cuando las responsabilidades se extienden por años o incluso décadas. Los cuidadores suelen poner las necesidades del otro por encima de las suyas, sin notar que el desgaste físico y emocional puede llegar a límites peligrosos", afirma la psicóloga María Elena Escuza, directora de Psicología de la Universidad Norbert Wiener.
Este desgaste puede manifestarse de diversas formas
Física: fatiga persistente, alteraciones del sueño, dolores musculares frecuentes y hasta un sistema inmunológico debilitado que nos hace más propensos a enfermar.
Emocional: irritabilidad, ansiedad constante, tristeza y sentimientos de culpa por pensar en uno mismo.
Conductual: descuido personal, aislamiento social o incluso aumento en el consumo de sustancias como el alcohol. Teniendo en cuenta ello, la Dra. Escuza brinda algunas estrategias para que los cuidadores lleven una buena calidad de vida mientras asisten a otros.
Para el cuerpo
Priorice el sueño: intente mantener un horario regular y dormir entre 7 a 9 horas.
Aliméntese adecuadamente: consuma comidas equilibradas y manténgase hidratado.
Muévase: incorpore pequeñas dosis de actividad física, aunque sean solo caminatas cortas de 10 minutos.
No postergue sus chequeos médicos: su salud es igualmente importante.
Para la mente
Practique técnicas de relajación: la respiración profunda, meditación o yoga pueden reducir significativamente el estrés.
Reserve momentos para usted: aunque sean breves, dedique tiempo a actividades que disfrute.
Lleve un diario: escribir sobre sus pensamientos y sentimientos puede ser terapéutico.
En lo práctico
Organice y planifique: establecer rutinas puede reducir la sensación de caos.
Delegue tareas: no intente hacerlo todo solo, busque apoyo en otros familiares o servicios comunitarios.
Establezca límites claros: Aprenda a decir no cuando sea necesario.
"Un cuidador representa un pilar fundamental en la vida de quien recibe sus cuidados. Por eso mismo, su bienestar no es negociable. el autocuidado no es un lujo sino una necesidad", menciona la psicóloga de la Universidad Norbert Wiener.