Signos de discriminación hacia las personas adultas mayores
La discriminación por edad, viejismo, conocida también como edadismo, es una realidad que afecta a millones de personas adultas mayores en todo el mundo.
Según la OMS, se refiere a la forma de pensar, sentir y actuar hacia las personas en función de su edad. Esto incluye estereotipos que generalizan a este grupo, prejuicios y prácticas discriminatorias que se manifiestan en el trato cotidiano hacia las personas adultas mayores.
Según la Encuesta Nacional sobre Derechos Humanos, en el Perú, las personas adultas mayores ocupan el sexto lugar en el índice de discriminación. El edadismo viene ganando espacios, no solo en el ámbito familiar, sino en toda esfera social, desde medios de comunicación hasta los servicios de salud, entre otros. Es urgente generar entornos donde promuevan y restablezcan una valoración positiva a este grupo etario, desde el respeto y la dignidad que todo ser humano merece.
Es importante concientizar sobre el trato digno, correcto y sin discriminación hacia la población adulta mayor. Todos llegaremos a esa edad y estoy segura de que nadie quiere ser estigmatizado. Debemos fomentar una sociedad inclusiva y equitativa, educando desde hogares, colegios, centros laborales, universidades, autoridades y a las propias personas adultas mayores, enfatizó, Gina Bardelli, psicóloga y representante de la Red Internacional para la Prevención del Maltrato a las Personas Mayores (INPEA).
A medida que la población envejece, es fundamental reconocer y desafiar los mitos y prejuicios que alimentan la discriminación hacia las personas adultas mayores. El primer paso implica tomar conciencia sobre tales mitos y prejuicios normalizados en la sociedad, para así contribuir a revertirlos fortaleciendo la imagen positiva de la adultez mayor. María Isabel León, Máster en Gerontología y Fundadora de Conexión Adulto Mayor, nos invita a reflexionar sobre diversas áreas clave que requieren atención:
1. Limitaciones a los servicios de salud: Fue crudamente evidente durante la pandemia de Covid. La atención en salud a nivel mundial relegó y/o limitó la asistencia médica a personas adultas mayores, lo que resultó en un mayor índice de mortalidad de este grupo. Actualmente, las personas adultas mayores continúan afrontando diversos retos para acceder a servicios esenciales de salud lo cual pone en evidente riesgo su calidad de vida.
2. Importancia de la salud visual: La visión es crucial para la independencia y autonomía de las personas adultas mayores. Los chequeos oftalmológicos anuales permiten detectar problemas visuales a tiempo y garantizar un tratamiento adecuado, promoviendo así un estilo de vida saludable y activo. Sin embargo, persisten estereotipos que consideran la discapacidad visual como una consecuencia inevitable de la edad. Lo cierto es que los problemas visuales, a cualquier edad, no son normales y suelen indicar enfermedades subyacentes. Por lo tanto, es vital realizar exámenes de salud de manera regular, no solo para la visión, sino también para la salud en general.
3. No a los estereotipos sobre su capacidad: Existen creencias edadistas que asocian a la vejez con debilidad, incapacidad o irrelevancia; como por ejemplo, las personas mayores no pueden aprender nuevas habilidades, las personas se vuelven menos productivas a medida que envejecen, no es apto en este trabajo por la edad que tiene. Las personas adultas mayores tienen mucho que seguir aportando a la sociedad, con sus conocimientos, habilidades y experiencia. Ignorarlas es un error.
4. Cuestión del asistencialismo: A menudo, las decisiones sobre la vida de una persona adulta mayor son tomadas por terceros, subestimando su capacidad de decisión.
Esta falta de respeto hacia su autonomía, impacta negativamente en su bienestar general. Es fundamental, por tanto, fortalecer el cumplimiento de los derechos de la población adulta mayor. Solo así se contribuirá a construir una sociedad más justa y respetuosa.
Los temas de salud de las personas adultas mayores deben ser considerados y atendidos como los del resto de la población. Una cultura de prevención en salud incluye facilitar el acceso a controles médicos que permitan detectar problemas de salud física y mental oportunamente.