Estrategias que se deben aplicar para fomentar la creatividad
Nuestro país obtuvo un resultado por debajo del promedio en la evaluación de habilidades de pensamiento creativo en jóvenes de 15 años, con un promedio de 23 sobre 60 puntos, en la reciente Prueba PISA 2022 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Estos resultados nos muestran un panorama a primera vista desalentador, pero que es un indicador para promover nuevas estrategias alrededor de la educación en el Perú.
Para Carlos Campos, Subdirector de Innovación de la Escuela Superior Toulouse Lautrec, entidad educativa con 40 años de experiencia formando profesionales en carreras creativas.
La creatividad no solo es esencial para enfrentar los desafíos del siglo XXI, sino que también se ha convertido en un parámetro crucial de la competitividad global, por eso es una de las habilidades más demandadas actualmente en el mundo. En ese sentido, es vital que podamos evaluar y fomentar la creatividad en nuestros jóvenes desde ahora y en adelante.
El panorama educativo aún no le otorga a la creatividad el protagonismo que merece. Aunque se reconocen competencias como diseñar y construir soluciones tecnológicas o crear proyectos artísticos, la creatividad no se aborda de manera directa y sistemática en los procesos de aprendizaje, añade el experto.
Esto contrasta notoriamente con la creciente demanda global de habilidades creativas e innovadoras, consideradas esenciales para el éxito profesional y empresarial en los próximos años. ¿Cómo podemos fomentar la creatividad? Carlos Campos comparte un breve análisis en cuatro puntos:
Capacitación docente: Es fundamental capacitar a los docentes en nuevas prácticas didácticas y métodos de enseñanza con el fin de producir productos de clase creativos y orientados a innovar. Impulsar que estas capacitaciones sean descentralizadas y consideren a los docentes de regiones de todo el país.
Metodologías innovadoras: Otro aspecto es la implementación de proyectos que permitan a los estudiantes impulsar y experimentar el proceso creativo completo, desde la generación de ideas hasta la elaboración de prototipos. «Por ejemplo, en nuestra escuela, potenciamos nuestra enseñanza con la metodología Toulouse Thinking, que favorece la generación de ideas innovadoras a través de cuatro etapas que incluyen la investigación, la ideación, el desarrollo y la transferencia hasta la sustentación de resultados de la experimentación con prototipos y usuarios», señaló. Agregó que, en este punto, es necesario evaluar el grado de novedad y utilidad de los proyectos para promover una mejora constante.
Uso de tecnología: Integrar tecnologías que faciliten la creatividad, como software de diseño y plataformas de colaboración en línea. Esto puede potenciar el desarrollo creativo de los estudiantes pero siempre bajo la guía de docentes preparados y que manejen las tecnologías de manera hábil, ética y responsable, sobre todo en el manejo de las tecnologías emergentes como la IA.
Ambiente de aprendizaje: Crear ambientes de aprendizaje que promuevan la colaboración es esencial. Desde la escuela se debe forjar una cultura escolar que valore la creatividad y la innovación en todas las áreas del conocimiento, ya que será determinante para el desarrollo integral de los jóvenes.
«Los estudios muestran que las empresas que valoran y requieren habilidades creativas prosperarán en el futuro. Nuestro sistema educativo debe adaptarse a esta realidad. No se trata solo de prepararnos para un cambio, sino de ponernos al día y asumir la creatividad como un componente central en la formación de nuestros estudiantes. Por lo que, resulta importante medirla de manera óptima y continua», manifestó el experto de Toulouse.
Es necesario implementar estas estrategias no solo para preparar a los jóvenes para enfrentar desafíos creativos, sino que también los forma como líderes innovadores, capaces de generar un impacto positivo en su comunidad y en el mundo. La creatividad, más que una herramienta operativa, debe ser un modelo de gestión y un paradigma educativo para enfrentar un futuro altamente volátil y complejo.