Cómo prolongar tu fertilidad después de los 35 años

Postergar la maternidad sin arriesgarse a perder la posibilidad de procrear es, hoy en día, el anhelo de muchas mujeres que aspiran a aumentar su estabilidad económica, alcanzar alguna meta profesional, personal o académica antes de convertirse en madres. Por ello, optan por poner en pausa su reloj biológico, concepto que se refiere a la etapa de mayor fertilidad para tener hijos.

Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), las mujeres menores de 30 años tienen un 85% de probabilidades de concebir en el plazo de un año; a partir de los 30, esas probabilidades descienden al 75%; y desde los 35, llegan al 66%, según las investigaciones. La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) destaca que, si ya hay problemas de fertilidad, la probabilidad de que una mujer tenga un bebé sano es del 10% a los 40 años y ésta disminuye a menos del 5% a los 42 años.

«Postergar el reloj biológico y convertirse en madre a una edad más avanzada implica tanto riesgos como beneficios. A los 35 se produce una disminución de la reserva ovárica (una reducción de la cantidad y calidad de los óvulos) lo que aumenta las posibilidades de sufrir un aborto o tener un hijo con alteraciones cromosómicas. Sin embargo, ser madre en una etapa más madura también presenta ventajas, como una mayor estabilidad emocional y económica, que pueden beneficiar tanto al embarazo como al futuro bebé», afirma el Dr. Daniel Angulo, director de la carrera de Medicina Humana de la Univ. Norbert Wiener.

Estrategias para prolongar el reloj biológico

Consulta médica temprana: Es fundamental que las mujeres que deseen concebir en el futuro consulten con un especialista en fertilidad para evaluar su reserva ovárica y obtener información personalizada.

Preservación de la fertilidad: Opciones como la congelación de óvulos y embriones pueden ser una solución para aquellas que desean postergar la maternidad.

Estilo de vida saludable: Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y evitar hábitos nocivos como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol puede mejorar la salud reproductiva. El consumo de alimentos ricos en antioxidantes y ácidos grasos omega-3 puede apoyar la función ovárica.

Educación y conciencia: Promover la educación sobre la fertilidad y el funcionamiento del reloj biológico en mujeres jóvenes puede ayudar a tomar decisiones informadas sobre su salud reproductiva.

Soporte emocional: La salud mental es tan importante como la salud física. Buscar apoyo emocional y psicológico puede ayudar a manejar el estrés y la ansiedad asociados con las preocupaciones sobre la fertilidad.

Tratamientos médicos: Para las mujeres que experimentan dificultades severas para concebir, existen tratamientos médicos como la terapia hormonal sustitutiva (THS) y tecnologías de reproducción asistida (TRA) que pueden ofrecer soluciones efectivas.

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