Grupo de teatro independiente ofrece su experiencia al gobierno

El movimiento de grupos de teatro independiente en el Perú tiene una historia extensa que data de los años 70, momento donde inició una transformación trascendental, respondiendo al contexto social y experimentando nuevos caminos, identidades, procesos organizativos, metodologías y estéticas.

Un teatro que reformuló sus categorías y amplió su territorio de acción más allá de las salas, para tener una relación orgánica con un público diverso, en especial con sectores vulnerables y con circuitos no tradicionales de todo el país.

El intenso trabajo de los grupos que incluye también a nuevas generaciones, se desarrolla permanentemente en todo el territorio, impulsado por una mirada crítica, rigor artístico y un compromiso fundamental con el desarrollo humano y la transformación social.

Los grupos de teatro independiente somos colectivos que vivimos de nuestro trabajo. Saliendo de la cuarentena, este sector seguirá siendo uno de los más golpeados y estará imposibilitado por tiempo indeterminado de desarrollar las acciones fundamentales que permiten su vida orgánica y su sostenimiento económico: procesos creativos, funciones, pedagogía teatral, acciones comunitarias, relación con el ámbito educativo, investigación, entre otras.

Más allá del bono que es una medida coyuntural de corto plazo, se hacen urgentes estrategias concretas de soporte para todo el sector, reconociendo la diversidad de modelos de gestión y autogestión, convencionales y no convencionales, con la finalidad de atender sus necesidades de acuerdo a sus particularidades.

Grupos, Laboratorios teatrales y proyectos escénicos consolidados a través de cinco décadas en todo el país, han trasmitido su tradición y han abierto espacios de acción a jóvenes generaciones que comparten valores éticos y artísticos, y al mismo tiempo aportan sus propias dinámicas, miradas y cuestionamientos, asumiendo el teatro como su medio y proyecto de vida.

Creación, investigación, pedagogía actoral, interrelación con el sector educativo, interrelación con el teatro internacional latinoamericano y mundial, modelos organizativos alternativos, sostenimiento de espacios y salas teatrales, gestación de circuitos, festivales y encuentros nacionales e internacionales, gestación de espacios interculturales e interdisciplinarios, publicaciones y otros aportes fundamentales, hacen parte de la labor sostenida de los grupos independientes de varias generaciones. Todos estos proyectos representan un aporte sustancial desde una práctica inclusiva, tanto en el aspecto artístico como en su dimensión educativa y económica.

El teatro independiente, además de su profusa actividad en los espacios tradicionales, ha gestado experiencias históricas en circuitos alternativos como la Muestra Nacional de Teatro Peruano con veintiocho ediciones, el Encuentro internacional de Teatro de Grupo Ayacucho, organizado sostenidamente en Huamanga desde 1978, el Festival Escolar Nacional Túpac Amaru, con cuarenta y tres ediciones y el Festival Paco Yunque con veintiocho, en los que participan como maestr@s y creador@s, directoras, directores y dramaturg@s de los grupos del movimiento, contribuyendo a la formación de público y desarrollando talleres y montajes con maestros y alumnos de secundaria y primaria.

De igual manera se ha gestado otros proyectos emblemáticos como la Muestra de Teatro Universitario vinculada al movimiento de los grupos, el Laboratorio Abierto Internacional de Yuyachkani con once ediciones, la FITECA organizada desde hace diez y nueve años en Comas, el Encuentro de Teatro Peruano Actual organizado en Huancayo por el grupo Barricada con veintitrés ediciones, e innumerables encuentros artísticos y pedagógicos, festivales y seminarios nacionales e internacionales organizados por los diversos grupos de acuerdo a sus programas anuales y a su constante ejercicio de reflexión y debate que enriquece la vida cultural y que ahora se hace aún más urgente.

Toda esta actividad, vital para el desarrollo humano en el país, debe ser preservada y reimpulsada con políticas culturales orgánicas y sostenidas que permitan superar la crisis inmediata y proyectar el desarrollo del trabajo teatral en las múltiples dimensiones que han sido mencionadas anteriormente.

Los grupos de teatro independiente como movimiento, ofrecemos nuestras herramientas y saberes de arte y educación para ser parte activa y contribuir solidariamente en el abordaje de la crisis, que evidentemente será prolongada. Nuestra experiencia creativa y organizativa en el trabajo con la comunidad, abordando espacios alternativos, parques, calles, escuelas, universidades, espacios rurales y otros, y propiciando participación responsable, son medios indispensables para la generación de acciones para la reflexión y procesamiento emocional e integral de las circunstancias extremas por la que atravesamos personas, familias y comunidad en general. El arte es inspirador, movilizador, terapéutico y transformador. Por esta razón está contemplado internacionalmente como un factor de desarrollo dentro de las concepciones avanzadas de gobierno y participación ciudadana.

Asimismo, los teatristas independientes manifestamos nuestro apoyo, identificación y solidaridad con las iniciativas de los diversos sectores culturales, redes y colectivos que vienen pronunciándose y trabajando en favor del reconocimiento de la cultura como un motor fundamental para el bienestar y desarrollo integral del país.

Los abajo firmantes, solicitamos una reunión virtual con la Sra. ministra de cultura con el fin de analizar la situación expuesta y proyectar medidas concretas, de inmediato, mediano y largo plazo, que permitan afrontar la emergencia de nuestro sector, considerándolo como parte fundamental para el desarrollo.

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