Bacteriófagos, depredadores aliados del medio ambiente

Desde su descubrimiento a principios del siglo XX, los bacteriófagos han fascinado a la comunidad científica por su extraordinaria capacidad para actuar como depredadores naturales de bacterias, controlando su población y regulando la dinámica de los microorganismos en diversos hábitats.

También conocidos como fagos, estos virus tienen la capacidad de infectar y replicarse en bacterias específicas, jugando, desde hace millones de años, un papel crucial en el ecosistema y en la salud de los seres vivos, incluidos los humanos.

En bioingeniería, se usan para crear nanomateriales contra el cáncer y combatir bacterias resistentes. También son útiles en la industria farmacéutica para evaluar anticuerpos y desarrollar vacunas. También ha sido posible entender el ADN, clonación génica y ser base de tecnologías como CRISPR-Cas.

«Los bacteriófagos han demostrado ser una valiosa herramienta en nuestro enfoque para abordar desafíos cruciales en el medioambiente y la salud. Sus propiedades altamente específicas y su capacidad para atacar bacterias patógenas sin dañar las benéficas nos ofrecen un potencial sin precedentes en la lucha contra enfermedades resistentes a los antibióticos y en la preservación de los ecosistemas. Desde la carrera de Bioingeniería, estamos comprometidos en impulsar su aplicación para un futuro mejor», manifestó Julio Valdivia, director del departamento de Bioingeniería de UTEC.

Aplicaciones más destacadas de los bacteriófagos en la actualidad

Alternativa a los antibióticos: Ante la creciente amenaza de resistencia a los antibióticos tradicionales, los bacteriófagos emergen como una opción médica prometedora. Pueden utilizarse como una alternativa a los antibióticos tradicionales en el tratamiento de infecciones bacterianas, especialmente aquellas resistentes a los medicamentos convencionales.

· Reducción del uso de químicos: En la agricultura, los fagos ofrecen una alternativa ecológica y sostenible para combatir infecciones bacterianas en cultivos, reduciendo así la dependencia de productos químicos y sus efectos negativos en el medioambiente.

Alternativa en medicina personalizada: La investigación en bacteriófagos abre la puerta a tratamientos personalizados basados en la identificación de fagos específicos para cada paciente y su infección bacteriana. Esto podría revolucionar la forma en que abordamos las enfermedades infecciosas, adaptando los tratamientos a las necesidades individuales.

Creación de nanomateriales: Los fagos son la base de tecnologías como CRISPR-Cas, que permite la edición genética precisa. Además, los bacteriófagos modificados pueden utilizarse para crear nuevos nanomateriales útiles en diagnósticos y tratamientos médicos de enfermedades virales como la gripe o el VPH, e incluso detectar células cancerígenas.

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