El COVID-19 seguirá evolucionando y aún afecta a la población

La vacuna contra el COVID- 19 ha sido y es una herramienta muy importante para controlar la pandemia a nivel mundial. Las primeras vacunas brindaban protección contra la cepa original (Wuhan), pero a lo largo de los últimos tres años, el virus ha ido evolucionando. Prueba de ello es la aparición variante como Ómicron, la misma que aún permanece con distintos sublinajes.

Recientemente, Perú ha dado un avance importante en la protección del virus con la aprobación de DIGEMID a la vacuna bivalente del laboratorio estadounidense, Moderna. Esta vacuna, la más actualizada del mercado, cuenta con la plataforma ARN mensajero que permite adaptarla en tiempo récord en la medida que el virus vaya evolucionando.

Para el Dr. Pablo Bonvehí, Médico infectólogo, integrante del Grupo Técnico Asesor de Inmunizaciones de Organización Panamericana de la Salud (OPS), es importante que la población refuerce la protección ante el COVID-19 con las vacunas; inclusive si estos ya se han visto contagiados. «La enfermedad por la COVID-19 genera una protección que no es permanente; solo es transitoria. La vacuna bivalente refuerza la protección», sostuvo.

Y es que, según el Dr. Bonhevi, tanto los organismos no gubernamentales, como las autoridades de salubridad y los gobiernos deben informar sobre cuáles son los riesgos de no estar vacunados.

La vacunación busca evitar las complicaciones que lleve a la gente a una hospitalización o que tenga una consecuencia más grave, como es la muerte. Sobre todo, en grupos vulnerables o de mayor riesgo, personal de salud, mujeres embarazadas, etc. Tenemos que enfocarnos en estos grupos.

Por su parte, Rolando Pajón, director de Laboratorios Moderna, destacó que la vacuna bivalente tiene como principal objetivo, ampliar potencialmente la respuesta inmunitaria del organismo y mejorar la durabilidad de los anticuerpos neutralizantes para responder mejor a las variantes.

«El COVID-19 representa hoy la cuarta causa de decesos en el mundo, el virus no ha desaparecido y aún sigue siendo un detonante de enfermedades mucho más graves. La mayoría de las muertes asociadas a COVID-19 se producen en adultos mayores, quienes tienen una inmunidad debilitada. Sin embargo, las personas que no han completado el calendario de vacunación también están en riesgo», manifestó.

Secuelas de la COVID-19 se prolongan y siguen afectando la salud

Las secuelas después de la recuperación de COVID-19 agudo se siguen reportando y se han convertido en una preocupación creciente en la salud pública, sostuvo Belinda González, Gerente Médico de Tecnofarma para Moderna.

La Dra. González explica que, la persistencia de al menos un síntoma por hasta 12 semanas en pacientes quienes hayan padecido COVID-19 se le denominaría COVID prolongado o persistente. Los síntomas más frecuentes incluyen fatiga, falta de aire con la actividad, tos persistente, dolor de cabeza, disminución o pérdida del gusto y del olfato, depresión, trastornos de la memoria, el sueño, fiebre prolongada, entre otros.

Estas afecciones se ven con más frecuencia en pacientes egresados de UCI, de edad avanzada y con comorbilidades como diabetes, hipertensión, obesidad, entre otros. Sin embargo, los pacientes con síntomas leves y sin antecedentes de enfermedades también pueden padecerlo. Por lo que sobre COVID prolongado es mucho lo que tenemos que estudiar y comprender.

Un estudio publicado por la revista británica The Lancet, a finales de agosto del 2021 confirmó que el 49% de los pacientes que habían sido ingresados en el hospital por COVID-19 aún sufrían al menos una secuela de la enfermedad 12 meses después de haberla padecido. De los 1276 sujetos analizados en el estudio, el 30% padecía dificultad para respirar con el esfuerzo, y el 26% sufría depresión o ansiedad un año después de su alta hospitalaria.

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